Autor: Carolina

  • Primavera, temporada de alergias.

    La llegada de la primavera es uno de los momentos más esperados del año para muchas personas, pero para los alérgicos suele ser un período complicado, ya que se trata de la estación más problemática porque aumenta la concentración de alérgenos como ácaros, polvo, moho, polen, entre otros, poniendo de manifiesto una gran cantidad de patologías respiratorias. 

    En primer lugar, hay que tener en cuenta que si bien existen diferentes causas y cuadros, la alergia puede definirse como una reacción exacerbada del sistema inmunitario a una sustancia que su cuerpo identifica como invasor, al cual llamamos alérgeno. Ante esta presencia, el organismo genera anticuerpos que producen histamina, agente responsable de los síntomas que ocasionan el malestar.

    Según el Reporte Mundial de Alergias de la Organización Mundial de la Salud, la rinitis alérgica es una de las afecciones crónicas más comunes a nivel global y por lo general persiste durante toda la vida. Esta problemática afecta a más del 40% de los adultos y su prevalencia ha aumentado en el último siglo. Comparada con otras enfermedades, la rinitis alérgica no parece seria o grave, ya que no está asociada a manifestaciones severas o mortalidad, pero tiene un elevado impacto negativo en la calidad de vida de los pacientes que la padecen.

    Los síntomas de esta enfermedad son estornudos, rinorrea (mucosidad que sale por la nariz), obstrucción nasal y picazón nasal. El goteo posnasal, (mucosidad que cae por la parte posterior de la garganta), la tos, la irritabilidad y la fatiga son otros síntomas comunes. Algunos pacientes también experimentan picazón en el paladar y el oído interno. Las personas con conjuntivitis alérgica concomitante también pueden experimentar picazón en ambos ojos, lagrimeo y / o ardor.

    Las alergias son más frecuentes en primavera ya que a las personas alérgicas el estallido del polen de las plantas y las esporas de los hongos que se multiplican en esta estación del año le declaran la guerra a su superficie ocular. El incremento de actividades al aire libre permite que éstos entren en contacto con las mucosas de los ojos, nariz y pulmones.

    La rinitis alérgica es causada por una reacción nasal a pequeñas partículas en el aire llamadas alérgenos (sustancias que provocan una reacción alérgica). En algunas personas, estas partículas también causan reacciones en los pulmones (asma) y los ojos (conjuntivitis alérgica).

    Los alérgenos que más comúnmente causan rinitis alérgica estacional incluyen pólenes de árboles, pastos y malezas. Los alérgenos que más comúnmente causan rinitis alérgica perenne (durante todo el año) son los ácaros del polvo, las cucarachas, la caspa de animales y los hongos o mohos.

    Factores de riesgo:

    * Antecedentes familiares de atopia (estado alérgico).

    * Los hombres son más propensos a tener alergias.

    * Nacimiento durante la temporada de polinización.

    * Uso temprano de antibióticos.

    * Madre fumadora durante el primer año de vida.

    * Exposición a alérgenos de interior, como el alérgeno de los ácaros del polvo.

    Existen diversas líneas de tratamiento médico para ayudar a sobrellevar estos cuadros; la consulta al especialista determinará qué tratamientos son los mejores para cada caso.

    El médico puede diagnosticar la rinitis alérgica haciendo un examen físico de la nariz y faringe (garganta). Determinadas pruebas médicas específicas confirman el diagnóstico y pueden identificar los alérgenos nocivos. La identificación de estos y otros factores desencadenantes a menudo es posible haciendo memoria de dónde estaba y qué estaba haciendo antes de que comenzaran los síntomas, además de identificar la época del año durante la cual ha notado los síntomas.

    Entre los tratamientos para la rinitis alérgica más frecuentes se encuentran:

    * La reducción de la exposición a los alérgenos y otros desencadenantes en combinación con la terapia farmacológica.

    * Aerosoles nasales de glucocorticoides: tienen pocos efectos secundarios y alivian los síntomas en la mayoría de las personas.

    * Antihistamínicos: alivian la picazón, los estornudos y la secreción nasal de la rinitis alérgica, pero no alivian la congestión nasal.

    Se recomienda evitar el uso de descongestivos nasales tópicos “a demanda” y si los síntomas persisten o se hacen más intensos consultar con un especialista.

  • Soledad asociada con el riesgo de diabetes

    Un estudio de adultos mayores en el Reino Unido llegó a la conclusión que las personas que se sienten solas tienen más probabilidades de desarrollar diabetes tipo 2, independientemente de otros factores de riesgo como el tabaquismo, el consumo de alcohol y el peso.

    La soledad, en la que no se satisfacen las necesidades sociales de una persona, puede ir en aumento. Aquella es aún más común entre las generaciones más jóvenes, con casi el 80% de la Generación Z y más del 70% de los millennials experimentando este sentimiento. Algunos creen que la tecnología puede evitar este sentimiento en estas generaciones, ya que las redes sociales y otras formas de comunicación en línea reemplazan cada vez más la conexión humana genuina.

    Más allá del impacto emocional negativo de sentirse aislado, la soledad implica un riesgo importante para la salud física. Las investigaciones han asociado la soledad con la enfermedad coronaria y han descubierto que la soledad puede ser una amenaza mayor para la salud que la obesidad.

    Los investigadores del Kings College London en el Reino Unido encontraron que la soledad era un predictor significativo de diabetes. Este hallazgo se mantuvo cuando tomaron en cuenta los posibles factores de confusión, como la edad, el sexo, la etnia, la riqueza, el tabaquismo, la actividad física, el peso corporal, el consumo de alcohol, la hipertensión y las enfermedades cardiovasculares.

    La cohorte

    El estudio, que es el primero en encontrar una asociación entre la soledad y la diabetes tipo 2, se basó en datos de más de 4.000 personas de 50 años o más, con una edad promedio de 65 años. 

    Al comienzo de la investigación, ninguno de los participantes tenía diabetes y todos tenían niveles de glucosa en sangre dentro de un rango saludable.

    Durante un período de seguimiento de 12 años, 264 personas en el estudio (aproximadamente el 6% de la muestra) desarrollaron diabetes tipo 2.

    La evaluación de la soledad se realizó utilizando una escala que desarrolló un psicólogo de la Universidad de California en Los Ángeles. La escala requiere que las personas califiquen los elementos del cuestionario cómo “¿Con qué frecuencia siente que le falta compañía?” y “¿Con qué frecuencia te sientes parte de un grupo de amigos?”

    “El estudio también demuestra una clara distinción entre la soledad y el aislamiento social, ya que el aislamiento o vivir solo no predice la diabetes tipo 2, mientras que la soledad, que se define por la calidad de las relaciones de una persona, sí”, explica la autora principal, la Dra. Ruth Hackett. .

    Es así como los investigadores encontraron que el nivel de soledad que experimentaron las personas al comienzo del estudio fue un predictor significativo de quién desarrollaría diabetes.

    ¿Mecanismo relacionado con el estrés?

    Aunque la razón de esta asociación aún no está clara, los investigadores sugieren que podría estar relacionada con la forma en que el cuerpo maneja el estrés.

    Investigaciones anteriores han demostrado, por ejemplo, que la soledad está asociada con cambios en los niveles de cortisol, la hormona del estrés, que influye en la diabetes .

    “Si el sentimiento de soledad se vuelve crónico, entonces todos los días está estimulando el sistema de estrés y, con el tiempo, eso lleva al desgaste de su cuerpo, y esos cambios negativos en la biología relacionada con el estrés pueden estar relacionados con la diabetes tipo 2 desarrollo ”, explica el Dr. Hackett.

    Sin embargo, es importante señalar que actualmente esto es solo una hipótesis. Aunque este estudio proporciona una correlación entre la soledad y la diabetes tipo 2, no muestra un vínculo causal entre los dos factores.

    Otras limitaciones del estudio incluyen el hecho de que solo hubo una medida de soledad durante el estudio. Además, los datos sobre la diabetes tipo 2 se basaron en informes personales, en lugar de registros médicos objetivos.

    Los autores también señalan que la fuerza general de la asociación entre los dos factores fue pequeña. Sin embargo, el estudio destaca la soledad como un factor de riesgo potencial para la diabetes tipo 2 y proporciona una base para futuros estudios para investigar esta conexión con más detalle.

  • La dieta mediterránea retrasa el envejecimiento de las células

    Un estudio, liderado por expertos del Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición ha puesto de manifiesto que la dieta mediterránea retrasa el envejecimiento de las células. 

    El estudio particularmente demostró que la velocidad de acortamiento de unas secuencias de ADN denominadas telómeros está relacionada con la esperanza de vida. Cuanto más rápido se acortan, más se enferman las personas y menos tiempo viven, por lo que una forma de prevenir las enfermedades es previniendo el acortamiento de los telómeros.

    Los telómeros son el reloj biológico de la vida celular, ya que su longitud disminuye a medida que envejecemos de forma natural. El material genético se organiza en cromosomas dentro del núcleo de nuestras células. Los telómeros son las estructuras situadas en los extremos de los cromosomas y protegen nuestro material genético. Cuánto más cortos son, más enfermedades se producen y aumenta el riesgo de mortalidad.

    El trabajo, incluye 8 estudios observacionales, y comprende 13.733 participantes de 5 países diferentes seleccionados a partir de una búsqueda bibliográfica para identificar la asociación entre adherencia a un patrón de dieta mediterránea y acortamiento de los telómeros.

    Tras una gran revisión de estudios previos y junto a la colaboración de investigadores de diferentes países, se pudo llegar a la conclusión que las personas que se adhieren a una dieta mediterránea tienen los telómeros más largos en comparación a las que se adhieren menos. Es más, los resultados –publicados en Advances in Nutrition– demuestran que la velocidad de acortamiento de los telómeros se puede reducir siguiendo este patrón dietético.

    En términos de alimentación, la dieta mediterránea se basa en los ingredientes propios de la agricultura local de los países con clima mediterráneo, fundamentalmente España e Italia. Se resume en reducir el consumo de carnes e hidratos de carbono en beneficio de más alimentos vegetales y grasas monoinsaturadas.

    Entre los ingredientes recomendados están las verduras y legumbres, la fruta, el pescado, las carnes blancas, la pasta, el arroz y los frutos secos, además del consumo de vino con moderación. Otro de los productos más recomendados es el aceite de oliva, que gracias al ácido oleico y a sus grasas de origen vegetal disminuye el riesgo de padecer obstrucciones en las arterias, y tiene un alto contenido en carotenos y vitamina E. En este patrón alimentario escasean productos como las carnes rojas, los dulces y los huevos.

    La dieta mediterránea se ha relacionado sistemáticamente con una serie de beneficios para la salud, incluyendo la disminución del riesgo de enfermedades cardiovasculares y cáncer. De hecho, es considerada una de las dietas de las que más evidencia existe para la prevención de enfermedades cardiovasculares al favorecer un envejecimiento saludable, en parte debido a sus propiedades antiinflamatorias y antioxidantes.

  • Una nueva molécula ofrece buenos resultados para retrasar la progresión del párkinson

    Científicos del Instituto de Investigaciones Biomédicas de Barcelona han puesto a prueba en un ensayo moléculas que dieron resultados prometedores para retrasar la progresión de la enfermedad de Parkinson.

    La nueva molécula, diseñada para actuar sólo en neuronas dopaminérgicas, reduce la síntesis de la proteína alfa-sinucleína, uno de los marcadores diferenciales de la enfermedad.

    El trabajo liderado por Analia Bortolozzi, científica del CSIC e investigadora del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM) en el IIBB-CSIC y en el IDIBAPS, fue publicado en la revista EBioMedicine, de The Lancet.

    Hace tiempo que se conoce que el aumento de la expresión de la proteína alfa-sinucleína y su acumulación en algunas regiones del cerebro, formando los llamados cuerpos de Lewy, es una señal temprana de la cascada de mecanismos celulares que conduce a la degeneración de las neuronas dopaminérgicas. Es por eso, que en los últimos años se ha intentado realizar investigaciones que van dirigidos a reducir esa sobreexpresión de alfa-sinucleína utilizando oligonucleótidos. “El problema es que, si la reducción es excesiva en todo el cerebro, el tratamiento tiene efectos secundarios nocivos y tóxicos, justo lo contrario de lo que se espera”, aclara Analia Bortolozzi. El exceso de la proteína está asociado al desarrollo de la enfermedad, pero su excesivo defecto también lleva a una pérdida de función. 

    Por este motivo, el equipo de Bortolozzi, en colaboración con científicos de la empresa biotecnológica n-Life Therapeutics y el apoyo de la Fundación Michael J. Fox.  han sintetizado una nueva secuencia de oligonucleótido contra alfa-sinucleína combinada con indatralina. Esta última es una molécula pequeña que tiene una gran afinidad por un transportador de membrana que se localiza de manera selectiva en las neuronas dopaminérgicas, de forma que el oligonucleótido se dirige y actúa específicamente en estas neuronas.

    El equipo ha evaluado la eficacia del nuevo tratamiento sobre un modelo de ratón modificado genéticamente para sobreexpresar la forma humana de la proteína alfa-sinucleína y que muestra sintomatología de párkinson. Luego de cuatro semanas de tratamiento se llegó a la conclusión que se reduce la síntesis  excesiva y la acumulación de alfa-sinucleína en las neuronas dopaminérgicas y áreas cerebrales interconectadas como la corteza prefrontal y el estriado, conduciendo a la recuperación de la transmisión normal de dopamina. 

    Según los investigadores, ello alivia los déficits en la función de la dopamina asociada a la patología de alfa-sinucleína que se dan en las primera fases del párkinson, aún cuando no existe pérdida de las neuronas.

    Los resultados positivos llevaron a los científicos a probar el tratamiento en otro modelo animal, cuya anatomía del cerebro es más cercana a la humana. Con la colaboración del doctor Jeffrey Kordower del Rush University Medical Center, de la Universidad de Chicago, probaron la molécula en monos rhesus ancianos que muestran acumulación de alfa-sinucleína. Los resultados fueron alentadores ya que “solo se reduce la expresión de alfa-sinucleína en las neuronas dopaminérgicas del cerebro medio, sin mostrar toxicidad ”, afirmó Ruben Pavia Collado, segundo autor del trabajo.

    Los próximos pasos de la investigación, explica Analia Bortolozzi, son optimizar la molécula para aumentar la potencia y duración del efecto después de la administración intranasal. Se trataría de dar esta molécula de forma transitoria el tiempo suficiente para reducir la síntesis de alfa-sinucleína y, luego, administrarla en combinación con otros tratamientos. Como son los ensayos de inmunoterapia actuales dirigidos a eliminar el exceso de la proteína alfa-sinucleína del cerebro, o aquellos tratamientos con agentes antiagregación para evitar la formación de especies tóxicas de alto peso molecular de la misma proteína.

    Los resultados preliminares de los estudios son prometedores y podrían abrir el camino a nuevas terapias que permitan retrasar el desarrollo de la enfermedad.

  • Cinco formas de proteger al personal de salud durante la crisis del COVID-19

    El personal y los sistemas de salud están desempeñando un papel vital en la lucha mundial contra el COVID-19; se necesitan medidas especiales para protegerlos y apoyarlos.

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