Etiqueta: Cáncer de mama

  • Cáncer de mama: alrededor de un 60% de nuevos casos no se diagnosticarían este año

    Como consecuencia de la pandemia, las cifra de nuevos casos de cáncer de mama que aún no fueron diagnosticados por no realizarse los controles genera una gran preocupación. Al respecto opinó el Dr. Juan Luis Uriburu, miembro de la Asociación Argentina de Cirugía, especialista en Mastología y jefe de Servicio de Mastología del Hospital Británico de Buenos Aires.

    En primer lugar hay que resaltar la importancia de un diagnóstico precoz para aumentar las posibilidades de curación. Esta enfermedad, detectada a tiempo, tiene cerca de un 95% de chances de recuperación, por lo que resulta vital la visita al mastólogo y la realización de los estudios de control. Pero ¿qué sucede en el contexto actual?.

    El cáncer de mama es un tumor maligno que se da más frecuentemente en las mujeres cerca de la menopausia, no obstante, en los últimos años se lo está detectando a edades más tempranas. Se origina por la reproducción descontrolada de células anormales en la mama y a pesar de que en algunos pocos casos se conocen ciertas causas genéticas y factores que lo provocan, en la mayoría de los casos, se desconoce su origen.

    Al principio de la pandemia se recomendó postergar todos los controles; en especial si se padecían otras enfermedades que pusieran en riesgo el contagio viral. Solo se continuó con la atención de pacientes recientemente diagnosticadas, que necesitaban intervención quirúrgica oncológica o control inmediato posterior.

    Con el tiempo se fue llevando a cabo una progresiva apertura para la atención de aquellos controles que inicialmente se habían postergado y como consecuencia aparecen datos que podrían llegar a ser preocupantes.

    Habiendo transcurrido 6 meses del inicio de dicho aislamiento, es notorio que se está atendiendo, diagnosticando y operando sólo entre el 40 y 50% de los casos. Lo que quiere decir que hay aproximadamente un 60% de casos nuevos de cáncer de mama que aún no han sido diagnosticados y, por ende, tampoco tratados. Como consecuencia de ello es posible que se diagnostiquen en una etapa algo más tardía, con probabilidad de necesitar tratamientos tal vez más agresivos y con disminución de oportunidades de curación.

    Es importante estar atentos a los signos de alerta como cualquier nódulo o bulto en las mamas, o alteración de su forma, cambios en la piel o pezón, o aparición de ganglios en las axilas. Las mujeres que presenten algún síntoma deben consultar inmediatamente, tengan la edad que tengan.

    Desde la Asociación Argentina de Cirugía se aconseja a las mujeres que no dejen de realizar la consulta presencial con el mastólogo y la realización de la mamografía y ecografía anual. Todo ello se realizará con los debidos recaudos que se implementan por protocolo en los centros de diagnóstico y tratamiento.

  • Identifican una proteína clave para evitar la metástasis del cáncer de mama

    Investigadores españoles del grupo de Patología Molecular Traslacional del Vall d’Hebron Instituto de Investigación en colaboración con el CIBER de Cáncer (CIBERONC), han descrito el papel de la integrina B3 en la comunicación entre células, clave para el desarrollo de metástasis en el cáncer de mama ya que favorece la diseminación del tumor en otros órganos, como el pulmón. 

    El estudio, publicado en la revista Nature Communications, muestra la importancia de la integrina B3 en la captación de vesículas por parte de las células, lo cual favorece la formación de tumores secundarios en otros órganos. Esta proteína podría ser una diana terapéutica para evitar la formación de metástasis.

    Alrededor del 90% de las muertes que se producen por cáncer de mama son a causa de metástasis en otros órganos, como el pulmón. Estas metástasis se producen debido a la comunicación existente entre las células tumorales y las células del sitio metastásico. Esta comunicación celular se basa en la producción de vesículas que son captadas por otras células y que contienen factores que ayudan a desarrollar las metástasis.

    Sin embargo, el mecanismo que permite que esto suceda no se conoce en profundidad. “Es uno de los primeros estudios que describe las vías que permiten que estas vesículas entren en las células para favorecer el crecimiento tumoral y el papel que la integrina B3 posee en este proceso”, explica Stefan Hümmer, investigador del VHIR y el CIBERONC y uno de los autores del trabajo.

    El estudio fue llevado a cabo en cultivos celulares en el laboratorio. Los investigadores han podido comprobar a través de él que la integrina B3, una proteína que sirve de conexión entre el exterior y el interior de la célula, es necesaria para que las vesículas producidas por el entorno sean captadas por las células tumorales.

    “Hemos visto que, cuando inhibimos la integrina B3, las vesículas no se pueden interiorizar y, por lo tanto, no existe el estímulo que favorece el crecimiento tumoral en el nuevo órgano para formar metástasis”, comenta Santiago Ramón y Cajal, jefe del grupo de Patología Molecular Traslacional del VHIR y jefe de grupo del CIBERONC.

    Tras esta publicación, el grupo está trabajando en la búsqueda de inhibidores de la integrina B3, lo cual sería una posible estrategia para evitar que las células formen nuevas colonias en otros órganos, es decir, evitar las metástasis.

    Ramón y Cajal destaca que “estos inhibidores serían específicos para el control de las metástasis. Por ello, deberían administrarse conjuntamente con otros tratamientos dirigidos al tumor primario”.

    Este mecanismo de entrada en las células, basado en la integrina B3, se ha podido observar con anterioridad en muchos virus herpes cuando infectan a células humanas. Estas similitudes han ayudado a conocer y estudiar la vía de entrada de las vesículas captadas por las células. 

  • El veneno de la abeja mata las células agresivas del cáncer de mama

    En una esperanzadora investigación, los científicos del Instituto de Investigación Médica Harry Perkins en Perth, Australia, y la Universidad de Australia Occidental, encontraron que la melitina y el veneno de abejas puede ser capaz de matar células del cáncer de mama en laboratorio, particularmente dos tipos de células que son muy difíciles de tratar, dejando ilesas a las células sanas.

    Durante muchos años, los seres humanos han utilizado la miel, el propóleo y el veneno de la abeja como medicamentos. Pero recientemente los científicos han descubierto que el veneno de la abeja con su componente activo, la melitina, son tóxicos para una amplia gama de tumores, incluidos los cánceres de melanoma, pulmón, ovario y páncreas, en pruebas de laboratorio.

    La melitina es la molécula que crea la sensación dolorosa de la picadura de una abeja, compone casi la mitad del veneno de la abeja y su efecto hace que la picadura de este insecto sea tan dolorosa.   

    Los investigadores han descubierto el efecto de la melitina y el veneno de abeja en una variedad de cánceres de mama, incluidos dos de los tipos más agresivos y difíciles de tratar, conocidos como el cáncer de mama triple negativo y cáncer de mama enriquecido con HER2, que se asocian con los peores resultados, ya que tienden a desarrollar resistencia a los tratamientos existentes.

    Durante el estudio, también se demostró que el veneno de los abejorros, que no contiene melitina, no mata las células cancerosas, ni siquiera en altas concentraciones.

    Sin embargo, la melitina puede matar células en menos de 1 hora perforando agujeros en su membrana externa. A los 20 minutos de la administración, también interrumpe el paso de mensajes químicos que las células necesitan para crecer y dividirse.

    “Observamos cómo el veneno de abeja y la melitina afectan las vías de señalización del cáncer, los mensajes químicos que son fundamentales para el crecimiento y la reproducción de las células cancerosas, y descubrimos que muy rápidamente estas vías de señalización se cerraron. El veneno era extremadamente potente”, dice la Dra. Ciara Duffy, quien dirigió la investigación. “Descubrimos que la melitina puede destruir por completo las membranas de las células cancerosas en 60 minutos”, agregó. 

    Los investigadores descubrieron que la melitina hace esto al prevenir la activación de receptores de factores de crecimiento en la membrana celular. Una de las razones por las que las células cancerosas enriquecidas con HER2 y algunos cánceres de mama triple negativos crecen de forma incontrolable es que tienen una gran cantidad de estos receptores. Al evitar que estas señales de crecimiento pasen, la melitina detiene la proliferación de las células.

    El estudio también fue capaz de demostrar como se puede crear una terapia de combinación para combatir el cáncer. Debido a que la melitina crea agujeros en las membranas celulares, también puede permitir que los medicamentos de quimioterapia existentes penetren y destruyan las células cancerosas.

    Para probar esta posibilidad, los investigadores trataron un modelo de ratón de cáncer de mama triple negativo con una combinación de melitina y un fármaco llamado docetaxel. Esto demostró ser más eficaz para reducir los tumores que el docetaxel o la melitina solos.

    Los médicos podrían usar esta estrategia para aumentar la eficacia o reducir la dosis de los medicamentos de quimioterapia, reduciendo así los efectos secundarios dañinos.

    Por último, los autores del estudio señalaron que el veneno de abeja es relativamente barato y fácil de obtener, por lo que se podría convertir en una buena opción para el tratamiento del cáncer en países con servicios de salud con pocos recursos.

    Pero también resaltan que esta línea de investigación está en su infancia, y que por lo tanto aún no se han realizado ensayos clínicos en humanos para evaluar la seguridad y eficacia de la melitina para el tratamiento del cáncer de mama.

    Aunque este estudio en particular no encontró evidencia de daño a las células no cancerosas, otros estudios sugieren lo contrario. Por lo tanto, es posible que los profesionales de la salud deban dirigir cuidadosamente la melitina a los tumores para evitar daños colaterales al tejido sano.