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  • La diabetes mal controlada es un factor de riesgo frente al coronavirus

    Investigadores del Conicet de La Plata aseguraron que la diabetes y sus complicaciones son agravantes de la infección de coronavirus y por lo tanto, convierten en población de riesgo a quienes la padecen. 

    Los expertos advirtieron sobre la importancia de controlar esa patología. “Primero hay que entender precisamente por qué afecta al pulmón más que a otros órganos”, dijo Juan José Gagliardino, investigador del Conicet. También apuntó, “para entrar al organismo, el virus necesita “colarse” por los receptores de las células. Esa sería su puerta de entrada, y en el caso del coronavirus lo hace por la misma vía de ingreso que utiliza una enzima que participa en la regulación de la presión arterial, llamada angiotensina 2. El pulmón es un órgano muy rico en ella, y por eso es la mejor oportunidad para acceder y empezar a actuar”, desarrolló Gagliardino.

    La experiencia de la pandemia ha demostrado que las personas más susceptibles de contagio pueden tener diversas características pero presentan como condición común una disminución del sistema inmunitario. Las causas del debilitamiento de este pueden ser varias, entre ellas se destacan el envejecimiento, las enfermedades malignas, las patologías que afectan al corazón y los vasos sanguíneos, como son el accidente cerebro vascular o el infarto de miocardio, entre otros. 

    Puntualmente, sobre la diabetes, Gagliardino señaló que “es una enfermedad cuya prevalencia en nuestro país aumenta permanentemente” y graficó que entre 2005 y 2018, “la frecuencia de personas afectadas aumentó un 51 por ciento en población adulta, mientras que la obesidad subió un 74 por ciento”. 

    También detalló que existen dos tipos de diabetes: tipo 1 (DT1) y tipo 2 (DT2), pero “hay otra forma común y generalmente ignorada: la diabetes mal controlada, es decir la DT1 o la DT2 que no logra un equilibrio adecuado de su metabolismo, con glucemias que no alcanzan los valores esperados. Esta es la que realmente debe preocuparnos en relación al Covid-19 y el desarrollo de complicaciones cardiovasculares que tanto riesgo suponen”, enfatizó el investigador, y señaló que “esto significa que las personas con diabetes que controlan bien su enfermedad, mantienen niveles casi normales de glucosa y otros indicadores metabólicos como peso corporal, grasas en sangre y presión arterial, tienen igual posibilidad de aquellas sin diabetes de contraer coronavirus u otra patología infectocontagiosa”.

    Por último, Gagliardino subrayó la importancia de llevar un plan de alimentación saludable, practicar actividad física de manera regular y utilizar cuidadosamente la medicación prescripta como la mejor fórmula para cuidarse.

  • Detectan deficiencias en la dieta a través del análisis de las proteínas del pelo

    Un estudio, realizado en Estados Unidos y publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), con muestras de pelo de 684 persona demostró que más de la mitad de la población estudiada, principalmente de sectores socioeconómicos más bajos, se alimentan con proteínas de animales provenientes de feedlots o corrales de engorde de ganado, que pueden llegar a ser perjudiciales para la salud humana y causar obesidad.

    Los investigadores, entre los que se encuentra el biólogo del CONICET Luciano Valenzuela, pudieron encontrar la evidencia científica del estudio a través de pelos que se cortan y descartan en las peluquerías y así testear la calidad de la dieta de los distintos sectores socioeconómicos. 

    Entre los resultados que encontraron, pudieron demostrar que la población de estatus económicamente más alto incorpora en su dieta principalmente proteínas vegetales, manteniendo una mejor alimentación y salud. Mientras que la población con menos recursos se alimenta de manera menos saludable. 

     “Así vimos que a medida que aumenta el consumo de proteína animal proveniente de lo que nosotros acá llamamos feedlots, que son producciones industrializadas de proteína animal -grandes producciones de vacas, chanchos, alimentados con maíz-, disminuye el estatus socioeconómico”, señala Valenzuela. Ese promedio de consumo de proteína derivada de feedlots, fue de entre 57 y 75 por ciento en poblaciones de estatus socioeconómico bajo. “Es decir, que las personas con estatus socioeconómico más bajo son las que más están consumiendo este tipo de proteína barata, que se encuentra en hamburguesas, salchichas y otros alimentos ultraprocesados. Y el consumo de estos alimentos va en detrimento de una dieta más balanceada, con más vegetales, frutas, granos”, advierte el científico Luciano Valenzuela. 

    La técnica que utilizaron los científicos para su investigación se llama medición de isótopos estables y se utiliza, en general, para estudiar poblaciones antiguas. Se trata de medir las moléculas de distintos compuestos –en este caso, de nitrógeno y carbono- alojadas en huesos, dientes o pelos. El equipo de investigadores decidió estudiar el pelo porque es de las únicas muestras que no necesita un consentimiento voluntario ni es invasiva. “El pelo es quizás la única muestra de tejido humano que puede encontrarse en basura: tirada en los pisos de peluquería”, señala Valenzuela. Además, el pelo está compuesto principalmente por la proteína queratina, es decir, por aminoácidos que provienen de las proteínas que consumen los seres humanos, y que por ende, dice mucho de su dieta.

    La muestra que utilizaron  fue de peluquerías de 97 ciudades del centro oeste de Estados Unidos, a las que se agregaron otras muestras colectadas en 29 barrios del valle de Salt Lake City, en el Estado de Utah. Les realizaron el análisis de isótopos estables de carbono y nitrógeno. “Todo estuvo basado en los valores isotópicos del pelo y en saber los valores isotópicos de los alimentos –explica Valenzuela-. Conociendo la distribución isotópica de ciertos grupos de alimentos -de la carne, del pollo, del chancho, de las verduras-, lo que hicimos fue convertir esos valores isotópicos a los valores isotópicos de la comida de las personas a partir de su cabello, y calcular proporciones: qué proporción de proteína animal comió cada persona, qué proporción de proteína vegetal”. Una vez realizado esto, relacionaron los valores con los índices de estatus socioeconómicos extraídos de censos nacionales y estatal, llegando a la conclusión que una vez que aumentaba el consumo de proteína animal provenientes de producciones industrializadas de proteína animal (feedlots), disminuye el estatus socioeconómico, “Es decir, que las personas con estatus socioeconómico más bajo son las que más están consumiendo este tipo de proteína barata, que se encuentra en hamburguesas, salchichas y otros alimentos ultraprocesados. Y el consumo de estos alimentos va en detrimento de una dieta más balanceada, con más vegetales, frutas, granos”, advierte el científico.

    El nuevo objetivo de estos investigadores, según el científico argentino, es poder realizar las mismas estimaciones pero en Argentina. Para eso, Valenzuela acaba de lanzar una colecta de pelo de barba. “Elegimos el pelo de barba porque es el pelo que crece más rápido. Entonces, si analizamos el pelo de barba vamos a analizar el pelo que creció sí o sí en cuarentena”. También aclara que este momento de aislamiento es ideal para poder averiguar cómo come la gente y que fuente de agua beben en sus casas. “Con eso queremos armar un archivo de muestras para hacer análisis de isótopos estables. La idea con eso es hacer análisis de carbono y nitrógeno, para hacer interpretaciones de dieta, y también medir isótopos estables de oxígeno e hidrógeno que están relacionados más a la cuestión forense, para tratar de determinar la región de origen. La misma muestra nos va a permitir tener un pantallazo de la población argentina en cuanto a sus hábitos de nutrición, y también de movilidad de las personas, para utilizar en casos forenses”.

  • Impresión en 3D para crear alimentos con propiedades medicinales

    Un estudio publicado en la revista Food Research International, probó el uso de la impresión 3D para la producción de nutracéuticos, conocidos como “alimentos medicinales”. Se trata de un tipo de alimento que se administra de forma oral y que proporciona beneficios para la salud, incluyendo la prevención y el tratamiento de enfermedades.

    El grupo de científicos, liderado por Camila Palla e Ivana Cotabarren, investigadoras del CONICET en la Planta Piloto de Ingeniería Química (PLAPIQUI) y docentes del Departamento de Ingeniería Química de la Universidad Nacional del Sur (UNS),  demostraron cómo estos alimentos incorporan ciertos compuestos que reducen la inflamación y los niveles de colesterol en plasma.

    El estudio mostró como el  uso de la impresora 3D logra producir alimentos medicinales bajo la mezcla de componentes como un oleogel o material semisólido obtenido a partir de aceite vegetal; y fitoesteroles, nutrientes vegetales con propiedades beneficiosas para la salud. Estos nutrientes son capaces de reducir la inflamación, los niveles del colesterol conocido como “malo” en plasma y aumentar las lipoproteínas de alta densidad. 

    “Las frutas y verduras son componentes fundamentales de una dieta saludable, y disminuyen el riesgo de padecer algunas enfermedades no transmisibles, como las cardiopatías y determinados tipos de cáncer. Sin embargo, los estilos de vida actuales han llevado a una disminución de la ingesta de vegetales y la preparación de alimentos de alto nivel nutritivo, por esta razón desde la ciencia hacemos esfuerzos para crear productos que puedan compensar estas deficiencias y tener un rol importante en la prevención de enfermedades”, afirmó Palla.