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  • El peligro de la cuentas fake sobre dietas

    La obesidad es una enfermedad crónica, se considera la epidemia del siglo XXI y existe una urgencia por combatirla. El aumento creciente del sobrepeso y la búsqueda constante de bajar rápido de peso y sin importar futuras consecuencias, potencia el incremento de cuentas de redes sociales que ofrecen soluciones mágicas.

    Sobre este peligro opinó para la Licenciada en Nutrición, Noel Argüello, especialista en sobrepeso y obesidad.

    La obesidad se asocia a múltiples complicaciones de salud como enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, hipertensión arterial y cáncer, entre otras. Las causas de la obesidad o el sobrepeso son múltiples pero las dos principales son la ingesta de alimentos de alto contenido calórico y el poco gasto calórico a través de la actividad física.

    A nivel mundial mueren 2,8 millones de personas a causa de esta enfermedad. En nuestro país, las cifras están en constante crecimiento. Los últimos resultados de la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENFR) que se conocieron en 2019, en base a datos de 2018, dejan constancia del aumento de la epidemia de la obesidad en Argentina.

    Estas cifras indican que el 61,6% de la población tiene exceso de peso; esto significa que 6 de cada 10 personas tienen sobrepeso. Esto mismo se traduce en que el 36,2% tiene sobrepeso y un 25,4% obesidad. Lo mismo ocurre en los niños y adolescentes. Las estadísticas indican que 4 de cada 10 de ellos tienen sobrepeso u obesidad.

    Este aumento creciente del sobrepeso y al mismo tiempo la búsqueda constante de bajar rápido de peso y sin importar futuras consecuencias, no hace más que potenciar el incremento de cuentas de redes sociales que ofrecen soluciones mágicas. El peligro de esto es que esos usuarios, que crecen a pasos agigantados, son administrados por personas que no están capacitadas y carecen de una matrícula que avale el ejercicio de vender planes de alimentación.

    Estas cuentas prometen a las personas adelgazar de manera rápida y fácil, sometiéndose a un déficit calórico. Si observamos el perfil de cada uno, en su mayoría no cuentan con imágenes propias. Son posteos y recetas copiadas de profesionales. El riesgo de seguir estas cuentas fake es creer en falacias y mentiras alimentarias.

    Algunas de las ideas que instalan son: que el jugo de limón desintoxica o depura, la fruta por la noche y beber agua en la comida engordan, las dietas de jugos o caldos son las más eficaces o indican que tomar agua de limón en ayunas ayuda a eliminar grasa.

    Lo cierto es que son todas creencias erróneas. Es ahí en donde empiezan a surgir los mitos alimentarios. Seguir estas recomendaciones, muchas veces puede ser perjudicial para la salud por eso es importante consultar a un profesional de la salud, para que pueda tener control del paciente y lo ayude a encontrar una mejor calidad de vida.

    Como nutricionista me preocupa y ocupa la comunicación responsable. Estoy en contra de la demonización de los alimentos, suplementos y alimentos mágicos, batidos detox, retos para adelgazar, creencias falsas y dietas extremas.

    Los expertos en nutrición son los únicos profesionales capacitados para comunicar responsablemente, sin sesgos, información culturalmente adecuada, basada en evidencia científica y médicamente apropiada acerca de alimentos y su impacto sobre la salud.

    La zona de confort es aquella parte de tu vida con la que te encentras cómodo, seguro y en la que vivís la mayor parte del tiempo. Pensar y creer que cambiar es fácil, rápido y sencillo, como te lo venden la mayoría de las cuentas fake, auto engañarte a vos mismo, sin ningún cambio sostenible en el largo plazo.

    Por eso, te propongo salir de tu zona de confort y empezar a cambiar tus hábitos, dando pequeños pasos día a día y luego verás grandes resultados.

    Algunos tips para que empieces a cambiar desde hoy:

    * Transformá tu entorno. Hacelo más saludable y libre de tentaciones.

    * Come solo un plato, lo justo y necesario.

    * Cambia tu rutina, movete más de lo habitual.

    * Empezá a ser consciente en el acto de comer.

    * Cambia el chip. Deja de pensar que para perder peso tenés que matarte de hambre y renunciar al placer.

    * Elegí cambiar para siempre. Ahora es el mejor momento.

  • La infodemia no se detiene

    Un estudio reveló que el 82% de las personas en el mundo se informan por redes sociales sobre COVID-19. Se pueden detectar más de 3 mil millones de mensajes y más de 100 mil millones de publicaciones que utilizan #covid19, #coronavirus y otras etiquetas similares

    La Organización Mundial de la Salud creó el término Infodemia para describir la propagación de la desinformación sobre el virus de COVID-19. Informarse a través de redes sociales ha impedido a muchas personas, encontrar recursos fiables y obtener noticias claras.

    La expansión veloz  de la información y sus peligrosas consecuencias, unieron al concierto internacional de entidades en acciones puntuales. Por ejemplo, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicación (Mitic) de Paraguay lanzaron la iniciativa Chake Fake News. Lo mismo ocurrió con El Centro de Información de las Naciones Unidas para México (CINU) y el Sistema Público de Radiodifusión (SPR) del Estado Mexicano quienes firmaron una alianza para frenar la propagación de noticias falsas dando vida a un sello de verificación.

    Se pudo observar que las palabras más usadas en términos de salud mental en todos los ámbitos de la ciencia, tanto en organismos internacionales como a los médicos a cargo de la atención primaria son aislamiento, desconocimiento, estrés, ansiedad y depresión. De hecho, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en una rueda de prensa virtual destacó que la pandemia del COVID-19 causó una “crisis de salud mental” sin precedentes en todo el continente americano.

    En Latinoamérica, donde las enfermedades mentales ya eran “una epidemia silenciosa”, algunas personas se han visto especialmente afectadas. “La pandemia de COVID-19 ha provocado una crisis de salud mental en nuestra región a una escala que nunca antes habíamos visto”, dijo Carissa Etienne, directora de la OPS, oficina regional de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

    Encuestas en Estados Unidos, Brasil y México muestran que aproximadamente la mitad de los adultos están estresados por la emergencia sanitaria. Esto ha incrementado el consumo de drogas y alcohol, exacerbando en algunos casos los problemas de salud mental. 

    Las redes sociales pueden provocar una sobrecarga de información errónea o confusa, lo que a su vez puede provocar problemas de salud mental. La OMS señaló que la identificación de los factores subyacentes del miedo, la ansiedad y el estigma que alimentan la desinformación y los rumores, se da especialmente a través de las redes sociales.

    Un equipo liderado por Junling Gao del Instituto de Comunicación de Salud de Fudan de Shanghai, China, decidió trabajar sobre la inmersión en redes sociales en búsqueda de datos sobre el virus.

    El presente estudio tuvo como objetivo describir la prevalencia y distribución de dos trastornos mentales principales: ansiedad y depresión, y examinar sus asociaciones con la exposición a las redes sociales mediante una evaluación rápida durante el brote de COVID-19.

    Fueron 4827 los participantes con una edad promedio de 32, 67,7% eran mujeres y 47,9% tenían entre 21 y 30 años. El 62,2% contaban con educación universitaria, más de la mitad de ellos estaban casados. Solo el 5,2% de ellos eran trabajadores de la salud. La mayoría de ellos reportaron una salud “excelente” (43,9%) o “muy buena” (45,6%).

    Los análisis encontraron que la proporción de trastornos frecuentes entre los hombres (78,4%) fue menor que entre las mujeres (83,8%), la proporción más frecuente se registró entre los jóvenes (-30 años). La prevalencia de depresión fue del 48,3% y las probabilidades eran mayores entre los que tenían entre 21 y 30 años. Y la prevalencia de ansiedad fue del 22,6%, en tanto la combinación de depresión y ansiedad fue del 19,4%. El estudio demostró que las probabilidades ajustadas de depresión son mayores entre los de 31 a 40 años. Las probabilidades de depresión entre los participantes solteros fue menor que entre los casados.

    Los especialistas indicaron que “las redes sociales son uno de los principales canales que actualizan la información de COVID-19. El 82,0% de los participantes se exponen con frecuencia a las redes sociales, y percibieron altas probabilidades de ansiedad, lo que es consistente con estudios previos. Puede haber dos razones que expliquen la asociación entre los espacios digitales y la salud mental. Durante el brote de COVID-19, la desinformación y los informes falsos sobre el virus han bombardeado la web y han avivado temores infundados entre muchos internautas, que pueden confundir a las personas y dañar su salud mental”.

    Independientemente de la transmisión de información, muchos ciudadanos expresaron sus sentimientos negativos, como miedo, preocupación, nerviosismo, ansiedad en las redes sociales, que las transformaron en una especie de canal de “contagio” de salud mental.

    “Nuestros hallazgos interpelan a los gobiernos para lograr transmisión más eficiente y empática de las novedades, además de instar a acrecentar los servicios de salud mental a través de varios canales que incluyen línea directa, consulta en línea, curso en línea y consulta ambulatoria, pero se debe prestar más atención a la depresión y la ansiedad. La siguiente implicación es combatir la ‘infodemia’ monitoreando y filtrando información falsa y promoviendo información precisa a través de colaboraciones transversales”.