Etiqueta: OMS

  • El ACV: cada minuto cuenta

    El Accidente Cerebrovascular (ACV), una patología que según la Organización Mundial de la Salud (OMS) representa la segunda causa de muerte y la primera de discapacidad entre los adultos a nivel global.

    El Dr. Maximo Zimerman, neurólogo y director médico de Centro CITES-INECO señaló “el accidente cerebrovascular (ACV) es una enfermedad catastrófica, en gran medida podemos evitar su aparición previniendo y controlando los factores de riesgo vasculares. Podemos mejorar los síntomas y disminuir su mortalidad si actuamos de manera rápida, oportuna y eficientemente. El ACV se recupera mediante un programa interdisciplinario, coordinado y estructurado de neurorrehabilitación”.

    El ACV se produce por una disminución brusca de flujo sanguíneo al cerebro. Esto se puede originar por una obstrucción de una de las arterias que llevan sangre al cerebro y ahí hablamos de ACV isquémico, o por una ruptura de un vaso con extravasación de sangre y ahí hablamos de ACV hemorrágico. El 80% de los ACV son isquémicos.

    El ACV es una emergencia y por lo tanto cada minuto que se pierde compromete el éxito del tratamiento. Este tratamiento únicamente puede implementarse en las primeras horas de ocurrido el ACV, mediante una medicación que permite disolver el trombo y/o mediante cateterismo.

    Actualmente y en el contexto de pandemia, existe “temor de contagio de Covid 19 ocasionando una significativa demora y disminución de las consultas de los pacientes en las guardias de los hospitales. Los pacientes consultan en la actualidad con cuadros evolucionados y con imposibilidad de brindarles un tratamiento oportuno” resalta el doctor.

    La World Stroke Organization demostró con una encuesta realizada en abril que estamos ante un fenómeno global y preocupante. Ya que se observo una disminución de aproximadamente un 40% de consultas de pacientes cursando un ACV agudo con respecto a igual periodo del año pasado.

    Sin dudas, la detección a tiempo y una pronta atención médica siguen siendo claves fundamentales para reducir de manera significativas secuelas neurológicas y la mortalidad por ACV.

    Existen tres signos principales del ACV que se observan a simple vista en el cuerpo; se debe prestar especial atención al habla, los brazos y en la sonrisa. Si la persona se expresa con dificultad o le cuesta articular su discurso, levanta ambos brazos hacia adelante y uno de ellos cae o sonríe de forma asimétrica, es fundamental llamar inmediatamente a una ambulancia.

    El ataque cerebrovascular se puede prevenir ya que el 80% de ellos están vinculados a factores de riesgo que pueden evitarse a través de conductas saludables. Entre ellos se destacan:

    • Presión arterial elevada

    • Diabetes

    • Sedentarismo

    • Obesidad

    • Arritmia cardiaca: Fibrilación auricular

    • Tabaquismo

    • Colesterol elevado

    • Dieta poco saludable

    • Uso de alcohol y drogas de abuso

    Una gran cantidad de pacientes consultan por las secuelas de un ACV que sufrieron hace años, con la convicción de que es demasiado tarde para observar una mejoría. Muchos refieren haber realizado rehabilitación pero que “hace años” no hacen nada, y temen haber llegado a una “meseta”. Sin embargo, un paciente con secuelas puede mejorar con un programa interdisciplinario y especialmente diseñado de neurorrehabilitación.

    La ciencia detrás de la neurorrehabilitación es la neuroplasticidad, y describe la facultad del sistema nervioso de cambiar su estructura y funcionamiento como reacción a las diversas situaciones y entrenamiento. Este potencial adaptativo permite al cerebro reponerse de lesiones adquiridas, como el caso del ACV, disminuyendo la discapacidad y las secuelas.

    Asimismo, es importante tener en cuenta que también los pacientes con secuelas subagudas y crónicas luego del ACV se vieron perjudicados por la pandemia. Estos pacientes se vieron comprometidos por la interrupción abrupta de los programas estructurados de rehabilitación neurológica. La tele-consulta y tele-rehabilitación instaurada por un equipo interdisciplinario es un elemento de utilidad que permitió en gran cantidad de nuestro pacientes continuar en contacto con el equipo tratante desde sus casas.

  • Salud Mental: educación emocional para no caer en un sufrimiento innecesario

    La salud mental es una de las áreas más desatendidas de la salud pública. Cerca de 1000 millones de personas viven con un trastorno mental, 3 millones de personas mueren cada año por el consumo nocivo de alcohol y una persona se suicida cada 40 segundos. 

    Actualmente miles de millones de personas de todo el mundo se han visto afectadas por la pandemia de COVID-19, que está teniendo repercusiones adicionales en la salud mental de las personas.

    Sin embargo, relativamente pocas personas en todo el mundo tienen acceso a servicios de salud mental de calidad. Por ello, para el Día Mundial de la Salud Mental de este año, la Organización Mundial de la Salud pide que se aumente considerablemente la inversión en salud mental. 

    La campaña del Día Mundial de la Salud Mental ofrece oportunidades, principalmente en línea dada la persistencia de la pandemia, para que todos nosotros hagamos algo a favor de la vida: a nivel individual, tomar medidas concretas a favor de nuestra propia salud mental y apoyar a los amigos y familiares que estén afectados por un trastorno de este tipo; como empleadores, adoptar medidas para establecer programas de bienestar de los empleados; a nivel gubernamental, comprometerse a establecer o ampliar los servicios de salud mental; y como periodistas, explicar qué más puede y debe hacerse para que la atención de la salud mental sea una realidad para todos.

  • Malnutrición y obesidad

    La malnutrición se percibe a menudo como una enfermedad que afecta principalmente a las personas que tienen un peso inferior al normal, mientras que se da por hecho que no es uno de los problemas de salud que afectan a la gente obesa que está sobrealimentada.

    Sin embargo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la malnutrición afecta más de cuatro veces más a los sujetos con sobrepeso u obesidad que a los tienen un peso por debajo del considerado normal.

    Un estudio reciente, dedicado a examinar la incidencia de la enfermedad coronaria aguda, se ha determinado no solo que la malnutrición es un importante factor de riesgo para desarrollar dicha enfermedad, sino que además alrededor de la mitad de los sujetos de estudio a los que se encontró malnutridos tenían sobrepeso u obesidad.

    Los doctores Andrew M. Freeman, de la División de Cardiología de NJH (National Jewish Health) en la ciudad estadounidense de Denver, y Monica Aggarwal, de la Universidad de Florida en la ciudad estadounidense de Gainesville, alertan de que no se presta suficiente atención al problema de la malnutrición entre los obesos. La malnutrición se define como la nutrición defectuosa debida a la ingestión inadecuada o desequilibrada de nutrientes. Por lo tanto, se puede llegar a la malnutrición comiendo menos de lo necesario, pero también comiendo en exceso.

    “La malnutrición es un problema de salud poco reconocido y poco tratado en pacientes con un índice de masa corporal elevado, ya que el aumento de la circunferencia abdominal se confunde con demasiada frecuencia con la sobrealimentación en vez de identificarse correctamente con la malnutrición”, explica el Dr. Freeman. “Es importante desterrar la idea de que el peso está correlacionado con la calidad de la alimentación y que los pacientes obesos no corren riesgo de malnutrición”.

    Es por eso importante que “las personas se sometan a evaluaciones nutricionales y que se les ofrezca asesoramiento y recursos a fin de asegurar que están tomando los nutrientes adecuados para alimentar adecuadamente su cuerpo”, subraya el Dr. Freeman. “Si no se trata, la malnutrición conduce a graves problemas de salud como la diabetes, la hipertensión y las enfermedades cardíacas”. 

  • Visión: el exceso de pantallas repercute en la salud de los ojos

    Este 8 de octubre se celebró el Día Mundial de la Visión. El lema de la campaña de este año fue “Visión Primero” para concientizar que más de mil millones de personas en el mundo no pueden ver bien porque no tienen acceso a anteojos.

    El Dr. Rogelio Ribes Escudero, médico oftalmólogo, especialista en córnea y superficie ocular., y Jefe del equipo de trasplante de córnea del Hospital Alemán, resaltó que casi un tercio de la población, es decir unos 2200 millones de personas, tienen algún tipo de deficiencia visual o ceguera, de las cuales al menos mil millones poseen una carencia visual que podría haberse evitado o que aún no ha sido tratada.

    Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los problemas más frecuentes son miopía (2600 millones de personas), presbicia (1800 millones), degeneración macular (196 millones), retinopatía diabética (146 millones), glaucoma (76 millones) y tracoma (2,5 millones).

    Este año, el día mundial de la visión nos encuentra confinados y con los ojos pegados a una pantalla ya sea celular, televisor, computadora o tablet. Los efectos de estos equipos en los ojos se pueden dividir en tres: los que acontecen en las lágrimas y superficie ocular, los producidos por la luz emitida y los que repercuten en los lentes propios de los ojos.

    Cuando realizamos una actividad en donde se fija la vista de cerca, los parpadeos disminuyen a la mitad y decrece la difusión de la lágrima sobre la superficie ocular, razón por la cual se genera un ojo seco. Esta es una patología cada vez más frecuente y los tratamientos actuales se orientan a aumentar la calidad y cantidad de lágrimas. 

    Respecto de la luz azul, aún no queda claro si esta luz que emiten los dispositivos electrónicos es de suficiente intensidad para provocar daño retinal. Lo que sí se sabe es que puede disminuir la síntesis de melatonina, la hormona inductora del sueño. Por eso, se recomienda no utilizarlos, al menos, 2-3 horas antes de dormir.

    Por otro lado, el empleo de estos dispositivos genera un esfuerzo en el músculo ciliar, que es el encargado de realizar el enfoque de cerca. Al contraerse, aumenta las dioptrías de magnificación del cristalino, proceso conocido como acomodación. El problema es que se pasa tanto tiempo haciendo actividades de cerca que se genera un espasmo y contractura de este músculo, promoviendo visión borrosa transitoria y cefaleas en pacientes jóvenes. Es como ejercitar un mismo músculo en el gimnasio durante 8 a 10 horas por día, en algún momento se va a acalambrar. Por eso, la Academia Americana de Oftalmología sugiere que se adhiera a la regla “20-20-20”: cada 20 minutos, tomar un descanso de 20 segundos y ver algo a más de 6 metros.

  • Covid-19 y diabetes

    Durante el encuentro anual de la Asociación Europea para el Estudio de Diabetes se presentó evidencia del impacto que el nuevo coronavirus tiene en las personas con diabetes. En la Argentina, esta enfermedad es la comorbilidad más frecuente en fallecidos por Covid-19 menores de 60 años.

    La enfermedad por Covid 19 fue definida como pandemia por la Organización Mundial de la Salud el 11 de marzo del 2020. En un largo semestre, la medicina está aprendiendo sobre la marcha.

    En nuestro país se hace cada vez más difícil hacer respetar el aislamiento social, que es lo más concreto que tenemos en prevenir contagios. Las personas con afecciones médicas preexistentes como la diabetes, han mostrado ser más vulnerables a la infección por Covid, y por ello se las incluye entre los grupos de riesgo.

    Reportes epidemiológicos internacionales arrojan que en la población general, el 85% de los que se infecten serán asintomáticos o con síntomas leves y el 15% desarrollaran enfermedad y la tercera parte de ellos formas graves.

    Por otro lado, en la práctica médica personal estamos viendo aparición de diabetes en el contexto de enfermarse por Covid, lo que sugiere su agresión directa al páncreas por mecanismos que se están dilucidando.

    La revista The Lancet Diabetes & Endocrinology publicó en su ultima edición una encuesta realizada en Reino Unido, que reportó que el 30% de las muertes debidas al Covid, ocurrió en personas con diabetes y los niveles altos de glucosa en sangre se asociaron a malos resultados. Aquellos con diabetes tipo 1 tenían un riesgo de muerte casi tres veces mayor y aquellas con diabetes tipo 2 casi dos veces mayor de evolución fatal. Datos similares fueron aportados en el congreso europeo de diabetes en septiembre.

    En nuestro país, la revista Argentina de Salud Pública, en su edición del 4 de agosto y en base a los primeros 116.974 casos presentó que la hipertensión arterial fue la comorbilidad más informada en casos confirmados de Covid (15,8%) y en fallecidos de más de 60 años (58,7%) .Mientras que, en fallecidos menores a los 60 años, la comorbilidad más frecuente fue la diabetes. Tres de cada diez (29,9%) de los muertos “jóvenes” por Covid tenían esta enfermedad.

    Cuando las personas con diabetes desarrollan enfermedad por Covid, se vio mejor pronóstico en aquellos que tenían valores satisfactorios y estables de glucosa en sangre.

    El 12,7 % de las personas mayores de 18 años en Argentina tiene diabetes. Ante esto, desde el ámbito laboral, tanto público como privado, es imperativo respetar las pautas legislativas vigentes, garantizar en idénticos ámbitos la oportuna provisión de medicamentos e insumos.

    Sabemos que un mejor estado metabólico minimiza que la infección se convierta en enfermedad por Covid 19 y que en caso de enfermarse tenga mejor evolución. Un desafío para la persona y la sociedad que la contiene.

    Algunas recomendaciones especiales para las personas con diabetes que se plasmaron en las consideraciones la Task force de desastres de la Federación Internacional de diabetes para Sur y Centro América: cumplir estrictamente las recomendaciones médicas, que incluyen saber cuando concurrir a instituciones hospitalarias o convocar a servicios de salud; asegurarse de tener, a tiempo, suficientes medicamentos e insumos; estar conectados con asociaciones dedicadas al cuidado de la diabetes y personas con idéntica condición ante demoras o problemas logísticos en la provisión habitual; tener a mano productos azucarados para afrontar hipoglucemias; estar atentos y acatar las recomendaciones que emanen de las autoridades competentes.

  • Cuidar el corazón: lo que sí debes y lo que no

    Con ocasión del Día mundial del Corazón, el 29 de septiembre, los cardiólogos recuerdan que las dolencias asociadas a su mal funcionamiento, las cardiovasculares, constituyen la primera causa de muerte en el mundo, por delante del cáncer y las enfermedades respiratorias.

    Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) los fallecimientos ascienden a 17,5 millones al año en el mundo. El  80 % de los infartos y accidentes cerebrovasculares prematuros son prevenibles. Pero las dolencias pueden no aparecer hasta que la enfermedad esté muy avanzada.

    La Fundación Española del Corazón indica que contamos con herramientas para cuidar el corazón y ganar la batalla, empezando por nosotros mismos.

    Gregorio Varela, catedrático de Nutrición de la Universidad CEU- San Pablo y presidente de la Fundación Española de Nutrición, ha explicado que se conocen un 70 % de las causas por las cuales se puede tener un problema cardiovascular. De este 70 por ciento de factores conocidos, ajenos a la genética, prácticamente un 60 % corresponden a alimentación y estilos de vida. De ellas, se conoce mejor la influencia de los factores dietéticos y estilos de vida y por lo tanto se puede intervenir.

    La alimentación saludable es uno de los pilares de la prevención cardiovascular porque a través de lo que comemos podemos mejorar nuestra salud cardiovascular. Pero al contrario, también podemos perjudicarla si elegimos productos poco saludables, con alto contenido en grasas saturadas, azúcar o sal. Por eso, es importante reducir el consumo de bebidas y zumos azucarados recordando que la opción más recomendable es el agua. Limitar el consumo de alimentos procesados y envasados, ya que suelen tener un alto contenido en sal, azúcar y grasa. E incluir en la alimentación pescados, legumbres y frutos secos, estos últimos en pequeñas cantidades.

    Gregorio Varela indica que hasta hace pocos años únicamente se hablaba de la cantidad total de grasas que se debían ingerir, y se decía que no debía superarse el 30 % del total de las calorías ingeridas. Pero cuando se pudo cuantificar y analizar el tipo de grasas en los alimentos, es cuando se empezó a hablar de los ácidos grasos saturados, los  polinsaturados y los monoinsaturados.

    “Los que normalmente han sido los malos de la película, entre comillas, son las grasas saturadas, y digo han sido porque ahora ya tampoco se puede simplificar y decir que todas las grasas saturadas son malas y desterrémoslas”.

    En su conjunto, advierte el nutricionista, las grasas saturadas serían las más perjudiciales desde el punto de vista de la salud cardiovascular y no deberían suponer más de un 8 o 10 % del total de las kilocalorías que ingerimos cada día. Estas grasas se encuentran en alimentos de origen animal, carnes rojas 0 carnes procesadas como los embutidos.

    Junto a la alimentación saludable, el ejercicio se destaca como el otro elemento de la ecuación para cuidar tu corazón, tener un mejor estado de salud general y cardiovascular en particular.

    Realizando al menos 30 minutos de actividad física moderada o intensa cinco veces a la semana, o bien al menos 75 minutos de actividad física vigorosa repartida a lo largo de la semana, estarás dándole vida a tu corazón. Lo importante es mantenerse en movimiento y activo.

    El riesgo a padecer una enfermedad coronaria también se reduce sustancialmente dejando de fumar. Además dejar de fumar mejora tu salud, tu calidad de vida y también la de aquellos que te rodean.

    Todos los cardiólogos coinciden en señalar al estrés como otro gran enemigo del corazón. Es un factor de riesgo indirecto porque aumenta la probabilidad de sufrir enfermedades como la obesidad, la diabetes, el tabaquismo o el sedentarismo.

    Y se ha observado que el estrés es un desencadenante de accidentes cardiovasculares en personas con un alto riesgo o que hayan sufrido algún evento antes.

    Para controlar el estrés es importante aprender a identificarlo, además de seguir las adecuadas estrategias psicológicas que puede proporcionar un profesional. Y ayuda realizar actividad física de manera frecuente y seguir unos buenos hábitos de higiene del sueño.

    Las enfermedades cardiacas tienen diversas formas de manifestarse, y los síntomas van a depender de qué estructura del corazón esté implicada: los vasos sanguíneos, las válvulas, el músculo o el sistema eléctrico.

    El dolor torácico 

    Es la manifestación principal en caso de infarto de miocardio o angina de pecho, y se caracteriza por un dolor similar a un peso o presión en la zona del esternón, que no se modifica con los movimientos o la respiración.

    Suele aparecer de forma súbita y no desaparece si se está produciendo un infarto, mientras que suele desencadenarse con el esfuerzo y cede con el reposo en 10-15 minutos en caso de la angina.

    Es habitual que el dolor se extienda hacia el brazo izquierdo, pero también hacia el cuello, la mandíbula y la espalda..

    En caso de infarto es frecuente que el dolor se asocie a un intenso malestar, sudor frío y náuseas o vómitos.

    Disnea o sensación de ahogo o fatiga

    Aparece inicialmente con el esfuerzo, pero a medida que la enfermedad progresa surge con pequeñas actividades.

    Este síntoma puede estar presente en una gran cantidad de enfermedades cardiacas y por lo general traduce un estado avanzado de la enfermedad.

    Palpitaciones

    Consisten en la percepción anómala de los latidos cardíacos, que pueden estar acelerados, enlentecidos o incluso ausentes.

    Dependiendo del tipo de arritmia y de la función cardiaca de la persona, pueden notarse solo las palpitaciones o pueden ir acompañadas de otros síntomas.

    Pérdida de conocimiento o mareos

    Acontece de forma brusca y sin notar síntomas previos.

    Puede reflejar situaciones graves, como un infarto de miocardio, una arritmia “maligna” o un enlentecimiento excesivo del ritmo del corazón.

  • La infodemia no se detiene

    Un estudio reveló que el 82% de las personas en el mundo se informan por redes sociales sobre COVID-19. Se pueden detectar más de 3 mil millones de mensajes y más de 100 mil millones de publicaciones que utilizan #covid19, #coronavirus y otras etiquetas similares

    La Organización Mundial de la Salud creó el término Infodemia para describir la propagación de la desinformación sobre el virus de COVID-19. Informarse a través de redes sociales ha impedido a muchas personas, encontrar recursos fiables y obtener noticias claras.

    La expansión veloz  de la información y sus peligrosas consecuencias, unieron al concierto internacional de entidades en acciones puntuales. Por ejemplo, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicación (Mitic) de Paraguay lanzaron la iniciativa Chake Fake News. Lo mismo ocurrió con El Centro de Información de las Naciones Unidas para México (CINU) y el Sistema Público de Radiodifusión (SPR) del Estado Mexicano quienes firmaron una alianza para frenar la propagación de noticias falsas dando vida a un sello de verificación.

    Se pudo observar que las palabras más usadas en términos de salud mental en todos los ámbitos de la ciencia, tanto en organismos internacionales como a los médicos a cargo de la atención primaria son aislamiento, desconocimiento, estrés, ansiedad y depresión. De hecho, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en una rueda de prensa virtual destacó que la pandemia del COVID-19 causó una “crisis de salud mental” sin precedentes en todo el continente americano.

    En Latinoamérica, donde las enfermedades mentales ya eran “una epidemia silenciosa”, algunas personas se han visto especialmente afectadas. “La pandemia de COVID-19 ha provocado una crisis de salud mental en nuestra región a una escala que nunca antes habíamos visto”, dijo Carissa Etienne, directora de la OPS, oficina regional de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

    Encuestas en Estados Unidos, Brasil y México muestran que aproximadamente la mitad de los adultos están estresados por la emergencia sanitaria. Esto ha incrementado el consumo de drogas y alcohol, exacerbando en algunos casos los problemas de salud mental. 

    Las redes sociales pueden provocar una sobrecarga de información errónea o confusa, lo que a su vez puede provocar problemas de salud mental. La OMS señaló que la identificación de los factores subyacentes del miedo, la ansiedad y el estigma que alimentan la desinformación y los rumores, se da especialmente a través de las redes sociales.

    Un equipo liderado por Junling Gao del Instituto de Comunicación de Salud de Fudan de Shanghai, China, decidió trabajar sobre la inmersión en redes sociales en búsqueda de datos sobre el virus.

    El presente estudio tuvo como objetivo describir la prevalencia y distribución de dos trastornos mentales principales: ansiedad y depresión, y examinar sus asociaciones con la exposición a las redes sociales mediante una evaluación rápida durante el brote de COVID-19.

    Fueron 4827 los participantes con una edad promedio de 32, 67,7% eran mujeres y 47,9% tenían entre 21 y 30 años. El 62,2% contaban con educación universitaria, más de la mitad de ellos estaban casados. Solo el 5,2% de ellos eran trabajadores de la salud. La mayoría de ellos reportaron una salud “excelente” (43,9%) o “muy buena” (45,6%).

    Los análisis encontraron que la proporción de trastornos frecuentes entre los hombres (78,4%) fue menor que entre las mujeres (83,8%), la proporción más frecuente se registró entre los jóvenes (-30 años). La prevalencia de depresión fue del 48,3% y las probabilidades eran mayores entre los que tenían entre 21 y 30 años. Y la prevalencia de ansiedad fue del 22,6%, en tanto la combinación de depresión y ansiedad fue del 19,4%. El estudio demostró que las probabilidades ajustadas de depresión son mayores entre los de 31 a 40 años. Las probabilidades de depresión entre los participantes solteros fue menor que entre los casados.

    Los especialistas indicaron que “las redes sociales son uno de los principales canales que actualizan la información de COVID-19. El 82,0% de los participantes se exponen con frecuencia a las redes sociales, y percibieron altas probabilidades de ansiedad, lo que es consistente con estudios previos. Puede haber dos razones que expliquen la asociación entre los espacios digitales y la salud mental. Durante el brote de COVID-19, la desinformación y los informes falsos sobre el virus han bombardeado la web y han avivado temores infundados entre muchos internautas, que pueden confundir a las personas y dañar su salud mental”.

    Independientemente de la transmisión de información, muchos ciudadanos expresaron sus sentimientos negativos, como miedo, preocupación, nerviosismo, ansiedad en las redes sociales, que las transformaron en una especie de canal de “contagio” de salud mental.

    “Nuestros hallazgos interpelan a los gobiernos para lograr transmisión más eficiente y empática de las novedades, además de instar a acrecentar los servicios de salud mental a través de varios canales que incluyen línea directa, consulta en línea, curso en línea y consulta ambulatoria, pero se debe prestar más atención a la depresión y la ansiedad. La siguiente implicación es combatir la ‘infodemia’ monitoreando y filtrando información falsa y promoviendo información precisa a través de colaboraciones transversales”.

  • Rusia: el Gobierno anunció la entrega de la vacuna contra Covid-19 a las clínicas para la semana próxima

    La vacuna rusa Sputnik V contra el coronavirus comenzará la próxima semana a ser entregada a las clínicas, según informó el Ministro de Salud de Rusia, Mijaíl Murashko, quién, sin embargo, no dio una fecha exacta de cuándo empezará a ser aplicada en establecimientos sanitarios. 

    El Ministro de Salud reveló que comenzará la vacunación de los voluntarios que participarán en la fase 3 de los ensayos clínicos. “Esta semana comenzará la vacunación de aquellos voluntarios que participarán en la fase 3 de los ensayos clínicos, y en paralelo la semana que viene comenzarán las primeras entregas de la vacuna, pequeñas por ahora. Esta semana anunciaremos definitivamente todas las fechas”, explicó el funcionario. 

    La vacuna Sputnik V, contra el Covid-19, desarrollada por el Centro de Epidemiología y Microbiología Gamaleya, fue registrada el 11 de agosto de este año y ya pasó todos los ensayos clínicos, durante los cuales mostró “un perfil de seguridad muy bueno”, según el subdirector del departamento científico del centro Gamaleya, Denís Logunov. Según sus palabras, durante el experimento “no se reportaron efectos secundarios graves” y “el 100% de los voluntarios desarrollaron anticuerpos neutralizantes del virus”.

    Creada de forma artificial, sin ningún elemento del coronavirus en su composición, la vacuna se presenta en forma liofilizada, como un polvo que se mezcla con un excipiente para disolverlo y luego administrarlo por vía intramuscular.

    En la fase actual, la vacuna se aplica en las pruebas con una autorización especial por la que solo se puede administrar a personas de los grupos de riesgo y bajo un estricto control.

    Según un informe reciente avalado por la prestigiosa revista médica The Lancet, la vacuna Sputnik V crea anticuerpos y es segura.

    Mientras Rusia superó actualmente el millón de casos positivos y lleva contabilizados casi 18.000 muertos, la carrera por desarrollar la vacuna, a la que se lanzaron decenas de farmacéuticas y firmas biotecnológicas, genera esperanza pero también confusión sobre los plazos en los cuales podrían estar disponibles para el público.

    Al respecto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) se mantiene cauta, considerando que lo más probable es que haya que esperar hasta mediados de 2021 para que se realicen vacunaciones masivas. 

    En ese sentido, el director del organismo, Tedros Adhanom Ghebreyesus, afirmó que cuando se tenga una vacuna eficaz habrá que tener en cuenta que “inicialmente la oferta será limitada”, por lo que se deberá “dar prioridad a la vacunación de los trabajadores esenciales y de los más expuestos”.

  • El 90% de los países ha interrumpido sus servicios sanitarios esenciales con la pandemia

    Una encuesta mundial realizada por la Organización Mundial de la Salud, indicó que el 90% de los países han interrumpido algunos de sus servicios sanitarios esenciales desde el inicio de la pandemia por COVID-19.

    El estudio publicado refleja el impacto de COVID-19 en los sistemas de salud del mundo, basándose en los informes de 105 países de todas las regiones, exceptuando América. 

    Los datos han sido recogidos entre marzo y junio de 2020. Estos lograron mostrar que casi el 90% de los estados han experimentado una interrupción en sus servicios de salud, suspendiendo servicios rutinarios y optativos. En los servicios de cuidados críticos, como detección y tratamiento de cáncer o VIH, se produjeron interrupciones de alto riesgo en los estados que poseen ingresos bajos o medios. 

    Las áreas más afectadas han sido el diagnóstico y tratamiento de enfermedades no transmisibles (69 %), planificación familiar y anticoncepción (68 %), tratamiento de trastornos de salud mental (61 %), diagnóstico y tratamiento de cáncer (55 %), diagnóstico y tratamiento del paludismo (46 %), detección y tratamiento de casos de tuberculosis (42 %) y tratamiento antirretroviral (32 %).

    “La encuesta arroja luz sobre las grietas de nuestros sistemas de salud, pero también sirve para establecer nuevas estrategias sobre la prestación de asistencia sanitaria durante la pandemia y después de ella”, afirmó Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS. “Debemos prepararnos mejor para las emergencias pero también seguir invirtiendo en sistemas que respondan plenamente a las necesidades de las personas a lo largo de toda la vida”.

    Desde la OMS señalaron los efectos perjudiciales para la salud de la población a corto, medio y largo plazo que provoca la interrupción de muchos de sus servicios. Principalmente los servicios de las salas de urgencia que se dieron en el 22% de los de los países, las transfusiones de sangre urgentes se interrumpieron en el 23 %, y la cirugía de urgencia se vio afectada en el 19 %.  El 76% de los países comunicaron reducciones en la asistencia a los pacientes ambulatorios debido a la menor demanda y a otros factores, como los cierres y las dificultades financieras, la redistribución de personal para prestar servicios de socorro en relación con la COVID-19, la falta de disponibilidad de servicios debido a los cierres y las interrupciones en el suministro de equipo médico y productos de salud.

    Muchos países han comenzado a aplicar algunas de las estrategias recomendadas por la organización para mitigar las interrupciones de los servicios, como el triaje para determinar las prioridades, el paso a las consultas online de los pacientes, los cambios en las prácticas de prescripción y en la cadena de suministro y las estrategias de información sobre salud pública.