Etiqueta: Salud mental

  • Salud Mental: educación emocional para no caer en un sufrimiento innecesario

    La salud mental es una de las áreas más desatendidas de la salud pública. Cerca de 1000 millones de personas viven con un trastorno mental, 3 millones de personas mueren cada año por el consumo nocivo de alcohol y una persona se suicida cada 40 segundos. 

    Actualmente miles de millones de personas de todo el mundo se han visto afectadas por la pandemia de COVID-19, que está teniendo repercusiones adicionales en la salud mental de las personas.

    Sin embargo, relativamente pocas personas en todo el mundo tienen acceso a servicios de salud mental de calidad. Por ello, para el Día Mundial de la Salud Mental de este año, la Organización Mundial de la Salud pide que se aumente considerablemente la inversión en salud mental. 

    La campaña del Día Mundial de la Salud Mental ofrece oportunidades, principalmente en línea dada la persistencia de la pandemia, para que todos nosotros hagamos algo a favor de la vida: a nivel individual, tomar medidas concretas a favor de nuestra propia salud mental y apoyar a los amigos y familiares que estén afectados por un trastorno de este tipo; como empleadores, adoptar medidas para establecer programas de bienestar de los empleados; a nivel gubernamental, comprometerse a establecer o ampliar los servicios de salud mental; y como periodistas, explicar qué más puede y debe hacerse para que la atención de la salud mental sea una realidad para todos.

  • La infodemia no se detiene

    Un estudio reveló que el 82% de las personas en el mundo se informan por redes sociales sobre COVID-19. Se pueden detectar más de 3 mil millones de mensajes y más de 100 mil millones de publicaciones que utilizan #covid19, #coronavirus y otras etiquetas similares

    La Organización Mundial de la Salud creó el término Infodemia para describir la propagación de la desinformación sobre el virus de COVID-19. Informarse a través de redes sociales ha impedido a muchas personas, encontrar recursos fiables y obtener noticias claras.

    La expansión veloz  de la información y sus peligrosas consecuencias, unieron al concierto internacional de entidades en acciones puntuales. Por ejemplo, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicación (Mitic) de Paraguay lanzaron la iniciativa Chake Fake News. Lo mismo ocurrió con El Centro de Información de las Naciones Unidas para México (CINU) y el Sistema Público de Radiodifusión (SPR) del Estado Mexicano quienes firmaron una alianza para frenar la propagación de noticias falsas dando vida a un sello de verificación.

    Se pudo observar que las palabras más usadas en términos de salud mental en todos los ámbitos de la ciencia, tanto en organismos internacionales como a los médicos a cargo de la atención primaria son aislamiento, desconocimiento, estrés, ansiedad y depresión. De hecho, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en una rueda de prensa virtual destacó que la pandemia del COVID-19 causó una “crisis de salud mental” sin precedentes en todo el continente americano.

    En Latinoamérica, donde las enfermedades mentales ya eran “una epidemia silenciosa”, algunas personas se han visto especialmente afectadas. “La pandemia de COVID-19 ha provocado una crisis de salud mental en nuestra región a una escala que nunca antes habíamos visto”, dijo Carissa Etienne, directora de la OPS, oficina regional de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

    Encuestas en Estados Unidos, Brasil y México muestran que aproximadamente la mitad de los adultos están estresados por la emergencia sanitaria. Esto ha incrementado el consumo de drogas y alcohol, exacerbando en algunos casos los problemas de salud mental. 

    Las redes sociales pueden provocar una sobrecarga de información errónea o confusa, lo que a su vez puede provocar problemas de salud mental. La OMS señaló que la identificación de los factores subyacentes del miedo, la ansiedad y el estigma que alimentan la desinformación y los rumores, se da especialmente a través de las redes sociales.

    Un equipo liderado por Junling Gao del Instituto de Comunicación de Salud de Fudan de Shanghai, China, decidió trabajar sobre la inmersión en redes sociales en búsqueda de datos sobre el virus.

    El presente estudio tuvo como objetivo describir la prevalencia y distribución de dos trastornos mentales principales: ansiedad y depresión, y examinar sus asociaciones con la exposición a las redes sociales mediante una evaluación rápida durante el brote de COVID-19.

    Fueron 4827 los participantes con una edad promedio de 32, 67,7% eran mujeres y 47,9% tenían entre 21 y 30 años. El 62,2% contaban con educación universitaria, más de la mitad de ellos estaban casados. Solo el 5,2% de ellos eran trabajadores de la salud. La mayoría de ellos reportaron una salud “excelente” (43,9%) o “muy buena” (45,6%).

    Los análisis encontraron que la proporción de trastornos frecuentes entre los hombres (78,4%) fue menor que entre las mujeres (83,8%), la proporción más frecuente se registró entre los jóvenes (-30 años). La prevalencia de depresión fue del 48,3% y las probabilidades eran mayores entre los que tenían entre 21 y 30 años. Y la prevalencia de ansiedad fue del 22,6%, en tanto la combinación de depresión y ansiedad fue del 19,4%. El estudio demostró que las probabilidades ajustadas de depresión son mayores entre los de 31 a 40 años. Las probabilidades de depresión entre los participantes solteros fue menor que entre los casados.

    Los especialistas indicaron que “las redes sociales son uno de los principales canales que actualizan la información de COVID-19. El 82,0% de los participantes se exponen con frecuencia a las redes sociales, y percibieron altas probabilidades de ansiedad, lo que es consistente con estudios previos. Puede haber dos razones que expliquen la asociación entre los espacios digitales y la salud mental. Durante el brote de COVID-19, la desinformación y los informes falsos sobre el virus han bombardeado la web y han avivado temores infundados entre muchos internautas, que pueden confundir a las personas y dañar su salud mental”.

    Independientemente de la transmisión de información, muchos ciudadanos expresaron sus sentimientos negativos, como miedo, preocupación, nerviosismo, ansiedad en las redes sociales, que las transformaron en una especie de canal de “contagio” de salud mental.

    “Nuestros hallazgos interpelan a los gobiernos para lograr transmisión más eficiente y empática de las novedades, además de instar a acrecentar los servicios de salud mental a través de varios canales que incluyen línea directa, consulta en línea, curso en línea y consulta ambulatoria, pero se debe prestar más atención a la depresión y la ansiedad. La siguiente implicación es combatir la ‘infodemia’ monitoreando y filtrando información falsa y promoviendo información precisa a través de colaboraciones transversales”.

  • Juego y actividad física, esenciales para el desarrollo emocional de los niños

    Varios estudios han demostrado que el juego es una de las mejores actividades para los niños. Son múltiples los beneficios que se obtienen, favoreciendo tanto la salud mental como la física.  

    Los niños no solo disfrutan realizando este tipo de actividades, sino que también ayudan a su aprendizaje. 

    La psicóloga Silvia Álava señala “Hay una gran cantidad de trabajos científicos que han demostrado que a través del juego se potencian las funciones ejecutivas, ayuda a mejorar el rendimiento matemático, el desarrollo lingüístico, la inteligencia fluida, la memoria de trabajo y el procesamiento, entre otros”.

    El juego se vuelve una actividad fundamental para el desarrollo de los niños, promoviendo entre otras cosas las relaciones entre iguales, desarrollando lazos de amistad con otros niños, competencias emocionales y potencian las habilidades sociales. 

    Un estudio sobre los beneficios del juego y la actividad física en niños, desarrollado por Galletas Principe junto a la psicóloga Silvia Álava mostró la relación existente entre el juego y la felicidad. Para 9 de cada 10 padres, tanto la actividad física como el deporte son claves para el desarrollo emocional y para las habilidades de percepción y comprensión de sus hijos. Junto a ellos también están los juegos tradicionales, principalmente para los niños más pequeños (de 4 a 6 años).

    “Estos resultados están en consonancia con la evidencia científica existente, que ha demostrado que, en la infancia, el desarrollo cognitivo se ve potenciado gracias a los juegos de reglas, interactivos y motores o de actividad física”, expone Álava, quién destaca además que “el juego hace que desarrollen su creatividad y fantasía y les ayuda a comprender el mundo real”.

    El estudio reflejó cómo el juego hace más felices a los niños, dotándolos de herramientas y recursos para que sean seguros y autónomos. Aunque 4 de cada 10 padres afirman que las pantallas son la principal fuente de disfrute de sus hijos, el 50 % de los encuestados declaró que el ejercicio físico es el tipo de juego que más feliz hace a los niños.

    “Uno de cada dos niños juega con pantallas a diario y el 31 % lo hace durante 2 horas o más. Son cifras que no nos sorprenden ya que vivimos en un mundo totalmente tecnológico”, manifiesta Filipe Salsinha, quien explica que “sin embargo, los padres tienen claro que sus hijos son más felices cuando practican actividad física o deporte”.

    Silvia Álava señala “es importante fomentar las actividades al aire libre junto a los juegos que impliquen movimiento, generando que los niños puedan practicar deporte, ya que está demostrado que estos tienen un efecto positivo en el aprendizaje y en el desarrollo tanto cognitivo como emocional. Aunque las pantallas también tienen múltiples beneficios, no deben ocupar todo el tiempo de ocio de nuestros menores”.

    De hecho, este estudio ha puesto de manifiesto que el 52 % de los padres consideran que estas herramientas tecnológicas podrían alterar y perjudicar la disposición al estudio.