Autor: Ivan

  • La infodemia no se detiene

    Un estudio reveló que el 82% de las personas en el mundo se informan por redes sociales sobre COVID-19. Se pueden detectar más de 3 mil millones de mensajes y más de 100 mil millones de publicaciones que utilizan #covid19, #coronavirus y otras etiquetas similares

    La Organización Mundial de la Salud creó el término Infodemia para describir la propagación de la desinformación sobre el virus de COVID-19. Informarse a través de redes sociales ha impedido a muchas personas, encontrar recursos fiables y obtener noticias claras.

    La expansión veloz  de la información y sus peligrosas consecuencias, unieron al concierto internacional de entidades en acciones puntuales. Por ejemplo, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicación (Mitic) de Paraguay lanzaron la iniciativa Chake Fake News. Lo mismo ocurrió con El Centro de Información de las Naciones Unidas para México (CINU) y el Sistema Público de Radiodifusión (SPR) del Estado Mexicano quienes firmaron una alianza para frenar la propagación de noticias falsas dando vida a un sello de verificación.

    Se pudo observar que las palabras más usadas en términos de salud mental en todos los ámbitos de la ciencia, tanto en organismos internacionales como a los médicos a cargo de la atención primaria son aislamiento, desconocimiento, estrés, ansiedad y depresión. De hecho, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en una rueda de prensa virtual destacó que la pandemia del COVID-19 causó una “crisis de salud mental” sin precedentes en todo el continente americano.

    En Latinoamérica, donde las enfermedades mentales ya eran “una epidemia silenciosa”, algunas personas se han visto especialmente afectadas. “La pandemia de COVID-19 ha provocado una crisis de salud mental en nuestra región a una escala que nunca antes habíamos visto”, dijo Carissa Etienne, directora de la OPS, oficina regional de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

    Encuestas en Estados Unidos, Brasil y México muestran que aproximadamente la mitad de los adultos están estresados por la emergencia sanitaria. Esto ha incrementado el consumo de drogas y alcohol, exacerbando en algunos casos los problemas de salud mental. 

    Las redes sociales pueden provocar una sobrecarga de información errónea o confusa, lo que a su vez puede provocar problemas de salud mental. La OMS señaló que la identificación de los factores subyacentes del miedo, la ansiedad y el estigma que alimentan la desinformación y los rumores, se da especialmente a través de las redes sociales.

    Un equipo liderado por Junling Gao del Instituto de Comunicación de Salud de Fudan de Shanghai, China, decidió trabajar sobre la inmersión en redes sociales en búsqueda de datos sobre el virus.

    El presente estudio tuvo como objetivo describir la prevalencia y distribución de dos trastornos mentales principales: ansiedad y depresión, y examinar sus asociaciones con la exposición a las redes sociales mediante una evaluación rápida durante el brote de COVID-19.

    Fueron 4827 los participantes con una edad promedio de 32, 67,7% eran mujeres y 47,9% tenían entre 21 y 30 años. El 62,2% contaban con educación universitaria, más de la mitad de ellos estaban casados. Solo el 5,2% de ellos eran trabajadores de la salud. La mayoría de ellos reportaron una salud “excelente” (43,9%) o “muy buena” (45,6%).

    Los análisis encontraron que la proporción de trastornos frecuentes entre los hombres (78,4%) fue menor que entre las mujeres (83,8%), la proporción más frecuente se registró entre los jóvenes (-30 años). La prevalencia de depresión fue del 48,3% y las probabilidades eran mayores entre los que tenían entre 21 y 30 años. Y la prevalencia de ansiedad fue del 22,6%, en tanto la combinación de depresión y ansiedad fue del 19,4%. El estudio demostró que las probabilidades ajustadas de depresión son mayores entre los de 31 a 40 años. Las probabilidades de depresión entre los participantes solteros fue menor que entre los casados.

    Los especialistas indicaron que “las redes sociales son uno de los principales canales que actualizan la información de COVID-19. El 82,0% de los participantes se exponen con frecuencia a las redes sociales, y percibieron altas probabilidades de ansiedad, lo que es consistente con estudios previos. Puede haber dos razones que expliquen la asociación entre los espacios digitales y la salud mental. Durante el brote de COVID-19, la desinformación y los informes falsos sobre el virus han bombardeado la web y han avivado temores infundados entre muchos internautas, que pueden confundir a las personas y dañar su salud mental”.

    Independientemente de la transmisión de información, muchos ciudadanos expresaron sus sentimientos negativos, como miedo, preocupación, nerviosismo, ansiedad en las redes sociales, que las transformaron en una especie de canal de “contagio” de salud mental.

    “Nuestros hallazgos interpelan a los gobiernos para lograr transmisión más eficiente y empática de las novedades, además de instar a acrecentar los servicios de salud mental a través de varios canales que incluyen línea directa, consulta en línea, curso en línea y consulta ambulatoria, pero se debe prestar más atención a la depresión y la ansiedad. La siguiente implicación es combatir la ‘infodemia’ monitoreando y filtrando información falsa y promoviendo información precisa a través de colaboraciones transversales”.

  • La mortalidad por infarto de miocardio se duplica durante la pandemia

    La Asociación de Cardiología Intervencionista de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) publicó el estudio “Impacto de la COVID-19 en el tratamiento del infarto agudo de miocardio con elevación en el segmento ST. La experiencia española”, un registro que compara los datos de esta patología durante la pandemia respecto a los datos de 2019. El aumento de la mortalidad hospitalaria o la escasa combinación COVID-infarto son algunas de las conclusiones extraídas

    En el estudio se detectó una reducción en el tratamiento del infarto del 40 % en la primera semana de la pandemia, respecto a la semana previa al inicio de la crisis sanitaria (del 24 de febrero al 1 de marzo).

    Los expertos señalan que el miedo a un posible contagio al acudir al hospital durante el período álgido de la expansión del virus es lo que explicaría ese descenso.

    El registro compara los procedimientos, resultados hospitalarios y características de los pacientes. Para ello, han contado con la colaboración de 75 hospitales españoles. Se dividió a los pacientes en dos cohortes (grupos), según se les hubiera tratado antes o después de la pandemia. En el primero se incluyeron a personas tratadas desde el 1 de abril al 30 de abril de 2019. El segundo, a los pacientes atendidos entre el 16 de marzo y el 14 de abril de 2020.

    El doctor Oriol Rodríguez Leor, cárdiólogo de la Unidad de Hemodinámica y Cardiología Intervencionista y primer firmante del estudio, afirma que la COVID-19 ha tenido un gran impacto sobre la mortalidad aguda por infarto. “La mortalidad hospitalaria por esta causa prácticamente se ha doblado durante la pandemia frente al periodo previo”, sentencia.

    Este trabajo también señala un aumento del tiempo de isquemia, es decir, los minutos que transcurren desde que se inician los síntomas hasta la primera asistencia médica.

    Antes de la COVID-19 ese tiempo era de 200 minutos y durante la crisis sanitaria aumentó hasta los 233. “El tiempo de evolución del infarto determina el pronóstico tanto en términos de mortalidad aguda y a largo plazo como en términos de desarrollo de otras complicaciones”, indica Rodríguez Leor.

    El estudio de la SEC también refleja una disminución del número de pacientes con sospecha de infarto. Sin embargo, estos parámetros son más moderados que los resultados objetivados en el inicio del registro durante las primeras semanas de la pandemia.

    “Inicialmente observamos una reducción del 40 % que, posteriormente y con datos que se ampliaron a más semanas de la pandemia, se sitúo en un 28 % menos de pacientes con síntomas compatibles con infarto que no fueron asistidos”, afirma el cardiólogo.

    En cuanto a la forma de tratar a los pacientes con infarto no hubo diferencias. Más del 94 % fueron tratados con angioplastia primaria, tratamiento de elección del infarto agudo de miocardio.

    El registro también analizó datos relevantes respecto a la combinación infección por SARS-CoV-2 e infarto. El doctor Rodríguez Leor apunta que “solo el 6,2 % de los pacientes atendidos por infarto presentaban infección confirmada por el nuevo coronavirus”.

  • Los trastornos de ansiedad están relacionados con la inflamación de las glándulas tiroides

    Un nuevo estudio, presentado en la Conferencia Europea e Internacional sobre Obesidad en septiembre de 2020, sugiere que los trastornos de ansiedad pueden deberse, al menos en parte, a un mal funcionamiento del sistema endocrino del cuerpo.

    Aunque los medicamentos contra la ansiedad se dirigen al sistema nervioso. El estudio sugiere que los trastornos de ansiedad pueden provenir más del sistema endocrino. 

    La mayoría de las personas, de vez en cuando, tienen breves períodos de ansiedad. Como por ejemplo cuando experimentan situaciones estresantes en las que se desconoce el resultado.

    Para muchas personas, sin embargo, la ansiedad es un estado emocional agudo, frecuente y persistente que afecta negativamente la calidad de vida. De hecho, los expertos estiman que los trastornos de ansiedad afectan a alrededor de 264 millones de personas en todo el mundo.

    Los medicamentos contra la ansiedad, que generalmente se dirigen al sistema nervioso central , pueden ser útiles, pero a menudo no brindan un alivio permanente. Es por eso importante el hallazgo de la relación aparentemente existente entre la ansiedad y el sistema endocrino. 

    Juliya Onofriichuk, del Hospital Clínico de la Ciudad de Kiev en Ucrania, dirigió la investigación. Ella explica: “Estos hallazgos indican que el sistema endocrino puede jugar un papel importante en la ansiedad. Los médicos también deben considerar la glándula tiroides y el resto del sistema endocrino, así como el sistema nervioso, al examinar [a las personas] con ansiedad “.

    Los resultados de la investigación demuestran que la inflamación de la glándula tiroides está asociada con trastornos de ansiedad, lo que sugiere nuevas vías de tratamiento.

    La glándula tiroides produce dos hormonas importantes, T4 (tiroxina) y T3 (triyodotironina), que participan en el mantenimiento de la función cardíaca y muscular, la digestión, el desarrollo del cerebro y la salud ósea. Estas hormonas a su vez ayudan a producir y regular las hormonas adrenalina y dopamina. La adrenalina a veces se la conoce como la hormona de lucha o huida. Está asociado con una explosión repentina de energía, como la que ocurre en respuesta a una amenaza. Por otro lado, la dopamina es la hormona del placer y la recompensa del cerebro, y demasiada (o muy poca) puede afectar la sensación de bienestar y la calidad de juicio de una persona.

    La inflamación de la glándula tiroides ocurre típicamente cuando el cuerpo se dirige por error a la glándula como un invasor no deseado. Cuando esto ocurre, el cuerpo produce anticuerpos que atacan la glándula. Estos anticuerpos pueden dañar la tiroides y hacer que funcione mal.

    Durante el estudio, los investigadores observaron a 29 hombres y 27 mujeres. Sus edades medias fueron 33,9 años y 31,7 años, respectivamente. Los médicos habían diagnosticado ansiedad en estos individuos y todos experimentaron ataques de ansiedad.

    Los científicos examinaron las glándulas tiroides de los participantes mediante ultrasonido . También midieron sus niveles de T4 y T3.

    Los investigadores encontraron que la tiroides de las personas con trastornos de ansiedad presentaba signos de inflamación. También detectaron anticuerpos tiroideos en estos individuos.

    A pesar de que las glándulas tiroides de los participantes estaban inflamadas, no tenían un mal funcionamiento significativo. Sus niveles de T4 y T3 estaban ligeramente elevados pero se mantuvieron dentro de un rango normal.

    Para tratar la inflamación, los investigadores les dieron a los participantes un curso de 14 días de ibuprofeno y tiroxina. Este tratamiento redujo con éxito la inflamación de la tiroides.

    Una vez que la inflamación se resolvió, los individuos experimentaron niveles más bajos de ansiedad, según las pruebas que realizaron los investigadores.

    Estos hallazgos del equipo ofrecen nuevas esperanzas para las personas con ansiedad. Es por eso que los tratamientos para la ansiedad pueden ser más eficaces cuando tienen en cuenta el papel del sistema endocrino.

    El nuevo estudio sugiere que la ansiedad no es exclusivamente un trastorno del sistema nervioso central. Pero vale la pena señalar que este estudio en particular no ha sido sometido a revisión por pares y no aparece en una revista médica. Además fue relativamente pequeño, por lo que los científicos deberán replicar los hallazgos en estudios a gran escala controlados por placebo antes de sacar conclusiones sólidas.

    El siguiente será por lo tanto una investigación más amplia del papel del sistema endocrino en los trastornos de ansiedad. Explorando la influencia de las hormonas sexuales y de las glándulas suprarrenales, incluidos el estrógeno , la testosterona , el cortisol, la progesterona y la prolactina, en personas con trastornos de ansiedad diagnosticados y glándulas tiroideas inflamadas.

  • El microbioma intestinal protege frente a la predisposición genética a la leucemia

    Una investigación realizada en el Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca, liderado por Isidro Sánchez García podría contribuir a desarrollar herramientas que permitan prevenir leucemia en los niños con susceptibilidad genética a padecerla. El estudio, publicado en la revista Blood, evidencia que el microbioma intestinal, compuesto por el conjunto de genes que forman parte de las bacterias intestinales desde el nacimiento, protege a los ratones con predisposición genética a desarrollar la enfermedad. 

    La comprensión del microbioma constituye un campo de investigación en crecimiento. Numerosos estudios sugieren que la relación entre los microorganismos y el material genético juega un papel relevante en el origen de enfermedades neurológicas o inmunitarias como la leucemia infantil.

     El tipo más frecuente de leucemia infantil es la leucemia linfoblástica aguda de células B precursoras, causada por una combinación de la susceptibilidad genética del niño al nacer junto a la exposición a ciertas infecciones tras el parto. Las predisposiciones genéticas son frecuentes en los niños y se consideran condición necesaria para el desarrollo de la enfermedad, si bien menos del 1% de estos casos desarrollarán a lo largo de su vida leucemia linfoblástica aguda de células B precursoras.

    “Aunque se conocen determinados factores implicados en el desarrollo de la leucemia infantil, como la exposición a estímulos infecciosos, resulta fundamental profundizar y describir con precisión por qué, a pesar de tener esta predisposición, no todos los individuos desarrollan la enfermedad”, apunta Isidro Sánchez-García, del Centro de Investigación del Cáncer (CIC-IBMCC).

    Durante el estudio se ha podido observar que, cuando los ratones con predisposición genética son tratados con antibióticos en edades tempranas, se altera su microbioma y este cambio es suficiente para inducir la leucemia, incluso en ausencia de estímulos infecciosos. “Se observa que en estos ratones los microbios intestinales son distintos a los que tienen los animales no susceptibles a la enfermedad. De hecho, sería posible identificar la predisposición genética de un individuo caracterizando su microbioma”, añade el investigador del CSIC.

    Los resultados de la investigación parecen indicar que el desarrollo de leucemia linfoblástica aguda en ratones con predisposición genética está más relacionado con una falta de microbiota comensal (aquella que normalmente contiene el intestino) que con la presencia de bacterias específicas.

    En este sentido, los investigadores necesitan de estudios a gran escala dirigidos a determinar si una modificación del microbioma en los niños con predisposición genética a la leucemia linfoblástica aguda de células B puede convertirse en una estrategia exitosa. “Un posible tratamiento podría ser administrar la microbiota comensal, principalmente lactobacillus, a los ratones susceptibles para poder prevenir el desarrollo de la leucemia”, concluye Sánchez-García.

  • El veneno de la abeja mata las células agresivas del cáncer de mama

    En una esperanzadora investigación, los científicos del Instituto de Investigación Médica Harry Perkins en Perth, Australia, y la Universidad de Australia Occidental, encontraron que la melitina y el veneno de abejas puede ser capaz de matar células del cáncer de mama en laboratorio, particularmente dos tipos de células que son muy difíciles de tratar, dejando ilesas a las células sanas.

    Durante muchos años, los seres humanos han utilizado la miel, el propóleo y el veneno de la abeja como medicamentos. Pero recientemente los científicos han descubierto que el veneno de la abeja con su componente activo, la melitina, son tóxicos para una amplia gama de tumores, incluidos los cánceres de melanoma, pulmón, ovario y páncreas, en pruebas de laboratorio.

    La melitina es la molécula que crea la sensación dolorosa de la picadura de una abeja, compone casi la mitad del veneno de la abeja y su efecto hace que la picadura de este insecto sea tan dolorosa.   

    Los investigadores han descubierto el efecto de la melitina y el veneno de abeja en una variedad de cánceres de mama, incluidos dos de los tipos más agresivos y difíciles de tratar, conocidos como el cáncer de mama triple negativo y cáncer de mama enriquecido con HER2, que se asocian con los peores resultados, ya que tienden a desarrollar resistencia a los tratamientos existentes.

    Durante el estudio, también se demostró que el veneno de los abejorros, que no contiene melitina, no mata las células cancerosas, ni siquiera en altas concentraciones.

    Sin embargo, la melitina puede matar células en menos de 1 hora perforando agujeros en su membrana externa. A los 20 minutos de la administración, también interrumpe el paso de mensajes químicos que las células necesitan para crecer y dividirse.

    “Observamos cómo el veneno de abeja y la melitina afectan las vías de señalización del cáncer, los mensajes químicos que son fundamentales para el crecimiento y la reproducción de las células cancerosas, y descubrimos que muy rápidamente estas vías de señalización se cerraron. El veneno era extremadamente potente”, dice la Dra. Ciara Duffy, quien dirigió la investigación. “Descubrimos que la melitina puede destruir por completo las membranas de las células cancerosas en 60 minutos”, agregó. 

    Los investigadores descubrieron que la melitina hace esto al prevenir la activación de receptores de factores de crecimiento en la membrana celular. Una de las razones por las que las células cancerosas enriquecidas con HER2 y algunos cánceres de mama triple negativos crecen de forma incontrolable es que tienen una gran cantidad de estos receptores. Al evitar que estas señales de crecimiento pasen, la melitina detiene la proliferación de las células.

    El estudio también fue capaz de demostrar como se puede crear una terapia de combinación para combatir el cáncer. Debido a que la melitina crea agujeros en las membranas celulares, también puede permitir que los medicamentos de quimioterapia existentes penetren y destruyan las células cancerosas.

    Para probar esta posibilidad, los investigadores trataron un modelo de ratón de cáncer de mama triple negativo con una combinación de melitina y un fármaco llamado docetaxel. Esto demostró ser más eficaz para reducir los tumores que el docetaxel o la melitina solos.

    Los médicos podrían usar esta estrategia para aumentar la eficacia o reducir la dosis de los medicamentos de quimioterapia, reduciendo así los efectos secundarios dañinos.

    Por último, los autores del estudio señalaron que el veneno de abeja es relativamente barato y fácil de obtener, por lo que se podría convertir en una buena opción para el tratamiento del cáncer en países con servicios de salud con pocos recursos.

    Pero también resaltan que esta línea de investigación está en su infancia, y que por lo tanto aún no se han realizado ensayos clínicos en humanos para evaluar la seguridad y eficacia de la melitina para el tratamiento del cáncer de mama.

    Aunque este estudio en particular no encontró evidencia de daño a las células no cancerosas, otros estudios sugieren lo contrario. Por lo tanto, es posible que los profesionales de la salud deban dirigir cuidadosamente la melitina a los tumores para evitar daños colaterales al tejido sano.

  • Cafeína y salud

    El café y el té se encuentran entre las bebidas más populares en todo el mundo y contienen cantidades sustanciales de cafeína, por lo que la cafeína es el agente psicoactivo más consumido. Ambas infusiones se han consumido durante miles de años y se convirtieron en una parte de las tradiciones culturales y la vida social. 

    Una gran cantidad de evidencia sugiere que el consumo de café, la principal fuente de ingesta de cafeína en adultos en los Estados Unidos, no aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares y cáncer. De hecho, el consumo de 3 a 5 tazas de café estándar al día se ha asociado con un menor riesgo de varias enfermedades crónicas.

    Sin embargo, se ha demostrado que la ingesta alta de cafeína puede tener varios efectos adversos, y se han recomendado límites de 400 mg de cafeína por día para adultos y 200 mg por día para gestantes y lactantes.

    El café contiene cientos de fitoquímicos biológicamente activos, incluidos los polifenoles como el ácido clorogénico y los lignanos, el alcaloide trigonelina, las melanoidinas formadas durante el tostado y cantidades modestas de magnesio, potasio y vitamina B3 (niacina). Estos compuestos de café pueden reducir el estrés oxidativo, mejorar el microbioma intestinal, y modular el metabolismo de la glucosa y las grasas. Por el contrario, el diterpeno cafestol, que está presente en el café sin filtrar, aumenta los niveles de colesterol en suero.

    En dosis moderadas (40 a 300 mg), la cafeína puede antagonizar los efectos de la adenosina y reducir la fatiga, aumentar el estado de alerta y reducir el tiempo de reacción. También puede mejorar la vigilancia durante las tareas de larga duración que proporcionan una estimulación limitada como conducir largas distancias y volar aviones. Aunque estos beneficios mentales son más pronunciados durante la privación de sueño, la cafeína no puede compensar la disminución en el rendimiento después de la privación del sueño a largo plazo. 

    El consumo de cafeína puede inducir ansiedad, principalmente en aquellos que consumen dosis altas diariamente (200mg o 400mg por día) o en personas que sufren ansiedad o trastornos bipolares. En personas que consumen niveles altos de cafeína, puede provocarles efectos secundarios como inquietud, nerviosismo, disforia, insomnio, excitación, agitación psicomotora y un flujo de pensamiento y habla divagante.

    La cafeína en forma de bebidas energéticas y shots puede tener más consecuencias adversas por su alto consumo episódico debido a por ejemplo la popularidad entre los niños y adolescentes, que pueden ser los más vulnerables a los efectos de la cafeína;  la falta de conocimiento por parte de los consumidores sobre su contenido; los posibles efectos sinérgicos con otros componentes de las bebidas energéticas; y su combinación con consumo de alcohol.  También puede provocar problemas cardiovasculares a corto plazo, como el aumento de la presión arterial o palpitaciones. Por ese motivo es necesario evitar el consumo elevado de este tipo de cafeínas o su ingesta en combinación con alcohol. 

    Muchos estudios han examinado el consumo de café y cafeína en relación con los riesgos de enfermedades coronarias y accidentes cerebrovasculares. Los resultados indican que el consumo de hasta 6 tazas estándar de café con cafeína filtrado por día, en comparación con su no consumo, no está asociado con un mayor riesgo de estos resultados cardiovasculares en la población general o entre personas con antecedentes de hipertensión, diabetes o enfermedades cardiovasculares. De hecho, el consumo de café se asocia con un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares.

    Estudios metabólicos sugieren que la cafeína puede mejorar el equilibrio energético al reducir el apetito y aumentar la tasa metabólica basal y la termogénesis inducida por los alimentos. Sin embargo, las bebidas con cafeína que son altas en calorías, como los refrescos y las bebidas energéticas y el café o el té con azúcar agregada, pueden provocar un aumento de peso excesivo.

    La ingesta de cafeína puede también reducir la sensibilidad a la insulina a corto plazo, según lo evaluado con clamp euglucémico (por ejemplo, una reducción del 15% después de una dosis de 3 mg por kilogramo de peso corporal). Esto puede reflejar un efecto inhibidor de la cafeína en el almacenamiento de glucosa como glucógeno en el músculo y puede ser en parte el resultado de una mayor liberación de epinefrina.

    Se ha asociado el consumo de café con un menor riesgo de cálculos biliares y de cáncer de vesícula biliar, con una asociación más fuerte para el café con cafeína que para el café descafeinado, lo que sugiere que la cafeína puede desempeñar un papel protector. La ingesta de café puede prevenir la formación de cálculos biliares en el colesterol al inhibir la absorción del líquido de la vesícula biliar, aumentar la secreción de colecistoquinina y estimular la contracción de la vesícula biliar. En cohortes estadounidenses, el consumo de café con cafeína y descafeinado se asoció con un riesgo reducido de cálculos renales.

    Sin embargo, los estudios sobre la ingesta de cafeína y los resultados de salud pueden tener varias limitaciones potenciales. Primero, las observaciones de los efectos agudos de la cafeína pueden no reflejar los efectos a largo plazo ya que se puede desarrollar tolerancia a la cafeína. En segundo lugar, los estudios epidemiológicos sobre la ingesta de cafeína y el riesgo de enfermedad crónica se ven afectados por factores de estilo de vida desfavorables como por ejemplo fumar. Tercero, el error de medición puede modificar la evaluación del consumo de cafeína. Hay variación en el tamaño de la taza, la concentración de café, el tipo de grano de café y las cantidades de azúcar y leche o crema agregadas al café que generalmente no se captan en los estudios epidemiológicos. 

    Por último es importante resaltar que todo varía según el metabolismo de cada individuo y la sensibilidad a la cafeína. 

    Actualmente no hay evidencia que garantice que la ingesta tanto de cafeína como de café sea eficaz para la prevención de enfermedades. Pero si se sugiere que el consumo de café o té puede ser parte de un estilo de vida saludable. 

  • La infección por el virus del Zika aumenta el riesgo y la gravedad de dengue

    Una investigación realizada en Nicaragua mostró la estrecha relación entre el Zika y el dengue debido a la reactividad cruzada, favoreciendo el desarrollo de una vacuna segura y eficaz contra el primero.

    Las epidemias de dengue y Zika han afectado a cientos de millones de personas en las últimas décadas. Si bien se han realizado muchas investigaciones sobre cómo la inmunidad previa al dengue afecta a la infección por Zika, se sabe poco sobre cómo la inmunidad lograda por el Zika o su vacunación afecta a la posterior enfermedad del dengue.

    Este nuevo estudio, publicado en la revista Sciencie, demuestra cómo el contagio previo por el virus del Zika puede aumentar el riesgo de padecer una forma sintomática y grave de dengue en una muestra pediátrica de larga duración. Según los expertos, liderados por investigadores de la Universidad de California (EE UU), las conclusiones tienen importantes repercusiones en el desarrollo, eficacia y seguridad de las vacunas contra el Zika.

    La investigación se basó en datos de niños que vivieron una epidemia de Zika en 2016 y otra de dengue en 2019, es la primera que estudia los efectos de la inmunidad al Zika en la enfermedad del dengue.
    El estudio establece que una infección previa por Zika “aumenta significativamente el riesgo de que se presenten formas sintomáticas y más graves de la enfermedad del dengue”, explicó una de las autoras de la investigación Leah Katzelnick de la Universidad de California Berkeley.
    Esta interacción podría dificultar a los investigadores el diseño de una vacuna segura y eficaz que proteja contra el Zika sin aumentar también el riesgo de dengue, señala un comunicado de la universidad.

    Los nuevos hallazgos muestran que la relación entre los anticuerpos antiflavivirus preexistentes y la enfermedad depende del virus infectante secundario. Sin embargo, muchos grupos están desarrollando vacunas que solo inducen anticuerpos que protegen contra el Zika y, por lo tanto, inducirá una respuesta más segura y mejor que la infección natural del virus. Los investigadores señalan que esas vacunas serán importantes para proteger eficazmente a las poblaciones de riesgo.

    Para los autores es fundamental que se lleven a cabo nuevos estudios de las vacunas para conocer la verdadera eficacia de estas, y sus efectos secundarios. “Aclarar cómo la inmunidad a dengue y Zika modula el riesgo de enfermedades futuras es de suma importancia para desarrollar vacunas seguras y eficaces contra los flavivirus y prevenir futuras epidemias” explica Eva Harris, una de las científicas de la institución americana. “Esta relación no había sido demostrada anteriormente”.

  • Aprueban recomendaciones para equipos de salud sobre acompañamiento a internados con coronavirus

    El Gobierno bonaerense aprobó un documento con recomendaciones para todos los equipos de salud sobre el acompañamientos a personas internadas con coronavirus y a sus familiares. 

    Lo hizo a través de la Resolución 1436 del Ministerio de Salud publicada en el Boletín Oficial del distrito, donde se propone una serie de herramientas para equipos médicos “enfatizando la importancia de la función de acompañamiento por parte del Estado”. Allí se aconseja a los equipos que medien en el contacto entre la persona aislada y sus seres queridos, y faciliten el acceso a medios tecnológicos para la comunicación, entre otros ítems.

    El documento destaca la necesidad de “humanizar y contemplar la dimensión subjetiva y singular donde están en juego la salud y la vida”. El objetivo es contribuir a que los equipos sanitarios “puedan brindar apoyos a quienes atraviesan situaciones de profundo dolor y respetar las medidas de cuidado”.

    Cuando la gravedad de los síntomas de coronavirus obligan a la internación o a la derivación en terapia intensiva del paciente, “se profundiza el impacto de la separación del paciente respecto de sus seres queridos” y el equipo de salud “se constituye en el único nexo entre la persona y su familia”.

    La cartera sanitaria propuso facilitar el acceso del paciente internado por Covid-19 a un celular u otro dispositivo tecnológico que posibilite el contacto con sus seres queridos, y construir equipos interdisciplinarios para el acompañamiento integral de los pacientes y sus familiares. También brindarles información clara y regular sobre el estado integral de su salud, tratamiento y pronóstico; y ofrecer la posibilidad de que el equipo de salud mediatice el contacto entre la persona internada y sus seres queridos.

    Por último, el documento contempla que en las circunstancias en las que la capacidad hospitalaria lo permita, se facilite el acompañamiento presencial de un familiar, allegado o cuidador, lo que se torna aún más necesario “en los casos de padecimientos severos en salud mental y personas con discapacidad”. En el caso de niños y adolescentes está indicada la internación con un referente afectivo como cuidador, que deberá comprometerse a utilizar las medidas de protección y a permanecer todo el tiempo en la habitación.

  • Investigadores españoles crean neuronas que pueden integrarse en tejido cerebral humano

    Un estudio de la Universidad de Barcelona demuestra que es posible generar neuronas a partir de las células de la piel de un donante gracias a la reprogramación celular. 

    Investigadores del Instituto de Neurociencias (UBNeuro) y del Instituto de Sistemas Complejos (UBICS) de la Universidad de Barcelona han comprobado, con el uso de la más avanzada tecnología, incluyendo el rastreo neuronal monosináptico mediante virus, y registros electrofisiológicos, cómo las células trasplantadas son capaces de recibir señales y establecer contactos sinápticos con las neuronas de esa porción de cerebro.

    Según los resultados obtenidos, publicados en la revista Stem Cells Translational Medicine, estas neuronas son capaces de integrarse en el circuito neuronal cuando se trasplantan a una pequeña porción de cerebro obtenida de un donante humano.

    «Es un gran avance en el tratamiento del daño cerebral, porque la mayoría de los estudios realizados para demostrar la viabilidad de los trasplantes de células madre como terapia se han llevado a cabo con modelos animales, como ratones o ratas. En este estudio, hemos establecido un método para demostrar que estas terapias también son eficientes cuando se trasplantan células humanas en un tejido humano», explica Daniel Tornero, profesor lector de la Universidad de Barcelona y miembro del UBNeuro.

    El investigador señala que gracias a la colaboración del profesor Jordi Soriano, de la Facultad de Física de la UB, ha sido posible combinar técnicas de biología celular con células madre y el análisis de redes neuronales funcionales desde una perspectiva física. Permitiendo entender mucho mejor la complejidad del modelo experimental y definir estrategias futuras para aplicaciones terapéuticas.

  • Reinfección por coronavirus: pocos casos que aún no confirman la pérdida de inmunidad

    Dentro de los 24 millones de contagios en el planeta, existen tres casos de reinfección por coronavirus. Se trata de los tres primeros casos detectados de personas que, tras ser infectadas por el SARS-CoV-2, habrían vuelto a dar positivo pocos meses después pero a una cepa diferente del virus.

    Los casos de reinfección descritos pueden ser “la excepción que confirme la regla” en una pandemia de estas dimensiones y, por ahora, no demuestran que se haya perdido la inmunidad, según la doctora Carmen Cámara, secretaria de la Sociedad Española de Inmunología (SEI).

    El de Hong Kong, es el de un hombre de 33 años asintomático, el de Bélgica se trata de una mujer con síntomas leves que no ha requerido hospitalización, mientras que el de Holanda es un anciano con el sistema inmune deteriorado y del que no se ha informado acerca de sus síntomas.

    Se trata de los tres primeros casos detectados de personas que, tras ser infectadas por el SARS-CoV-2, habrían vuelto a dar positivo pocos meses después pero a una cepa diferente del virus, por lo que se considera reinfección y no recaída. Por este motivo, los especialistas indican la importancia de distinguir entre reinfección por coronavirus y nueva enfermedad. 

    Según la inmunóloga, es posible que una persona se vuelva a contagiar con el coronavirus, que dé positivo pero no desarrolle la enfermedad, aunque pueda contagiar; si no la desarrolla “puede ser porque el sistema inmune ha funcionado, se sigue acordando del virus aunque sea una cepa diferente”, puntualiza.

    De momento, estas reinfecciones no demuestran que la inmensa mayoría haya perdido la inmunidad casi ocho meses después de haberse notificado los primeros casos de COVID-19 en China.

    Así, se podría poner de manifiesto que la inmunidad de memoria no es esterilizante, es decir, que no elimina al virus, al menos en todos los individuos, y que posiblemente las vacunas necesitan dosis de recuerdo a medio plazo.

    No obstante, los casos anteriormente mencionados no son de momento frecuentes, pero sí que ahondan en la gran heterogeneidad de la respuesta inmunitaria en los individuos.

    En opinión de Carmen Cámara, estos tres casos no van a cambiar el curso de las vacunas en desarrollo porque tampoco serán vacunas que nos proporcionan inmunidad permanente sino a corto plazo, como las de la gripe. ese sentido. De cualquier forma, la inmunidad que genera una enfermedad siempre es más potente que la que proporciona cualquier vacuna.