Etiqueta: Covid-19

  • Lanzan un programa educativo para promover una alimentación saludable

    Con el objetivo de mejorar y preservar la situación alimentaria y nutricional de la población y garantizar el acceso a información actualizada y científica sobre alimentación saludable, el Ministerio de Desarrollo Social lanza el programa Nacional de Educación Alimentaria “Alimentar saberes”.

    El programa buscar acercar a la población información confiable y garantizar el derecho a elegir alimentos saludables, inocuos, nutritivos, variados, diversos, culturalmente aceptados y mínimamente procesados; optimizando el aprovechamiento de los recursos destinados a la alimentación familiar y comunitaria.

    “Frente a la emergencia provocada por la pandemia de COVID-19, logramos una cobertura importante: hay once millones de personas que reciben asistencia alimentaria. Sabemos que hay un serio problema de calidad nutricional, y por eso vamos a fortalecer la educación alimentaria con este programa, para promover una alimentación segura y saludable”, informó Daniel Arroyo, ministro de Desarrollo Social de la Nación.

    Además de promover un estilo de vida saludable y el mejoramiento de las condiciones alimentarias y nutricionales, este programa apunta a revalorizar la cultura alimentaria de las comunidades.

    Entre otras cosas, esta campaña hace hincapié en la utilización de alimentos frescos, evitar el exceso de sal, azúcares y grasas así como en la importancia del consumo de agua segura. 

    Según el programa alimentario, para una alimentación sana, segura y saludable “hay que comer todo tipo de alimentos que nos aporten los nutrientes y energía necesarios. Las frutas y verduras son importantísimas. Tratá de comer las que sean de estación, son más baratas y de mejor calidad. Por ejemplo, en primavera: ananá, frutilla, banana, manzana, duraznos, peras, alcauciles, radicheta, repollo, zapallito, espinaca, tomate, puerro. Incorporarlas al desayuno y la merienda en jugos y licuados con agua o leche, siempre es una buena alternativa”. “También es importante sumar alimentos frescos como carnes, leche, yogur y quesos. Los huevos siempre son una buena opción. Tienen proteínas de buena calidad, vitaminas, minerales y grasas. Son nutritivos y accesibles. Y los podés comer en cualquiera de las comidas del día. A todo esto, podés sumar legumbres, cereales, papas, pan y pastas”.

    Por último, los especialistas del programa aconsejan, “siempre tener en cuenta que tener una huerta propia o comprar productos que vengan de la agricultura familiar y la economía popular es una garantía para acceder a alimentos frescos y saludables a precios accesibles”.

  • Salud Mental: educación emocional para no caer en un sufrimiento innecesario

    La salud mental es una de las áreas más desatendidas de la salud pública. Cerca de 1000 millones de personas viven con un trastorno mental, 3 millones de personas mueren cada año por el consumo nocivo de alcohol y una persona se suicida cada 40 segundos. 

    Actualmente miles de millones de personas de todo el mundo se han visto afectadas por la pandemia de COVID-19, que está teniendo repercusiones adicionales en la salud mental de las personas.

    Sin embargo, relativamente pocas personas en todo el mundo tienen acceso a servicios de salud mental de calidad. Por ello, para el Día Mundial de la Salud Mental de este año, la Organización Mundial de la Salud pide que se aumente considerablemente la inversión en salud mental. 

    La campaña del Día Mundial de la Salud Mental ofrece oportunidades, principalmente en línea dada la persistencia de la pandemia, para que todos nosotros hagamos algo a favor de la vida: a nivel individual, tomar medidas concretas a favor de nuestra propia salud mental y apoyar a los amigos y familiares que estén afectados por un trastorno de este tipo; como empleadores, adoptar medidas para establecer programas de bienestar de los empleados; a nivel gubernamental, comprometerse a establecer o ampliar los servicios de salud mental; y como periodistas, explicar qué más puede y debe hacerse para que la atención de la salud mental sea una realidad para todos.

  • Covid-19 y diabetes

    Durante el encuentro anual de la Asociación Europea para el Estudio de Diabetes se presentó evidencia del impacto que el nuevo coronavirus tiene en las personas con diabetes. En la Argentina, esta enfermedad es la comorbilidad más frecuente en fallecidos por Covid-19 menores de 60 años.

    La enfermedad por Covid 19 fue definida como pandemia por la Organización Mundial de la Salud el 11 de marzo del 2020. En un largo semestre, la medicina está aprendiendo sobre la marcha.

    En nuestro país se hace cada vez más difícil hacer respetar el aislamiento social, que es lo más concreto que tenemos en prevenir contagios. Las personas con afecciones médicas preexistentes como la diabetes, han mostrado ser más vulnerables a la infección por Covid, y por ello se las incluye entre los grupos de riesgo.

    Reportes epidemiológicos internacionales arrojan que en la población general, el 85% de los que se infecten serán asintomáticos o con síntomas leves y el 15% desarrollaran enfermedad y la tercera parte de ellos formas graves.

    Por otro lado, en la práctica médica personal estamos viendo aparición de diabetes en el contexto de enfermarse por Covid, lo que sugiere su agresión directa al páncreas por mecanismos que se están dilucidando.

    La revista The Lancet Diabetes & Endocrinology publicó en su ultima edición una encuesta realizada en Reino Unido, que reportó que el 30% de las muertes debidas al Covid, ocurrió en personas con diabetes y los niveles altos de glucosa en sangre se asociaron a malos resultados. Aquellos con diabetes tipo 1 tenían un riesgo de muerte casi tres veces mayor y aquellas con diabetes tipo 2 casi dos veces mayor de evolución fatal. Datos similares fueron aportados en el congreso europeo de diabetes en septiembre.

    En nuestro país, la revista Argentina de Salud Pública, en su edición del 4 de agosto y en base a los primeros 116.974 casos presentó que la hipertensión arterial fue la comorbilidad más informada en casos confirmados de Covid (15,8%) y en fallecidos de más de 60 años (58,7%) .Mientras que, en fallecidos menores a los 60 años, la comorbilidad más frecuente fue la diabetes. Tres de cada diez (29,9%) de los muertos “jóvenes” por Covid tenían esta enfermedad.

    Cuando las personas con diabetes desarrollan enfermedad por Covid, se vio mejor pronóstico en aquellos que tenían valores satisfactorios y estables de glucosa en sangre.

    El 12,7 % de las personas mayores de 18 años en Argentina tiene diabetes. Ante esto, desde el ámbito laboral, tanto público como privado, es imperativo respetar las pautas legislativas vigentes, garantizar en idénticos ámbitos la oportuna provisión de medicamentos e insumos.

    Sabemos que un mejor estado metabólico minimiza que la infección se convierta en enfermedad por Covid 19 y que en caso de enfermarse tenga mejor evolución. Un desafío para la persona y la sociedad que la contiene.

    Algunas recomendaciones especiales para las personas con diabetes que se plasmaron en las consideraciones la Task force de desastres de la Federación Internacional de diabetes para Sur y Centro América: cumplir estrictamente las recomendaciones médicas, que incluyen saber cuando concurrir a instituciones hospitalarias o convocar a servicios de salud; asegurarse de tener, a tiempo, suficientes medicamentos e insumos; estar conectados con asociaciones dedicadas al cuidado de la diabetes y personas con idéntica condición ante demoras o problemas logísticos en la provisión habitual; tener a mano productos azucarados para afrontar hipoglucemias; estar atentos y acatar las recomendaciones que emanen de las autoridades competentes.

  • La mortalidad por infarto de miocardio se duplica durante la pandemia

    La Asociación de Cardiología Intervencionista de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) publicó el estudio “Impacto de la COVID-19 en el tratamiento del infarto agudo de miocardio con elevación en el segmento ST. La experiencia española”, un registro que compara los datos de esta patología durante la pandemia respecto a los datos de 2019. El aumento de la mortalidad hospitalaria o la escasa combinación COVID-infarto son algunas de las conclusiones extraídas

    En el estudio se detectó una reducción en el tratamiento del infarto del 40 % en la primera semana de la pandemia, respecto a la semana previa al inicio de la crisis sanitaria (del 24 de febrero al 1 de marzo).

    Los expertos señalan que el miedo a un posible contagio al acudir al hospital durante el período álgido de la expansión del virus es lo que explicaría ese descenso.

    El registro compara los procedimientos, resultados hospitalarios y características de los pacientes. Para ello, han contado con la colaboración de 75 hospitales españoles. Se dividió a los pacientes en dos cohortes (grupos), según se les hubiera tratado antes o después de la pandemia. En el primero se incluyeron a personas tratadas desde el 1 de abril al 30 de abril de 2019. El segundo, a los pacientes atendidos entre el 16 de marzo y el 14 de abril de 2020.

    El doctor Oriol Rodríguez Leor, cárdiólogo de la Unidad de Hemodinámica y Cardiología Intervencionista y primer firmante del estudio, afirma que la COVID-19 ha tenido un gran impacto sobre la mortalidad aguda por infarto. “La mortalidad hospitalaria por esta causa prácticamente se ha doblado durante la pandemia frente al periodo previo”, sentencia.

    Este trabajo también señala un aumento del tiempo de isquemia, es decir, los minutos que transcurren desde que se inician los síntomas hasta la primera asistencia médica.

    Antes de la COVID-19 ese tiempo era de 200 minutos y durante la crisis sanitaria aumentó hasta los 233. “El tiempo de evolución del infarto determina el pronóstico tanto en términos de mortalidad aguda y a largo plazo como en términos de desarrollo de otras complicaciones”, indica Rodríguez Leor.

    El estudio de la SEC también refleja una disminución del número de pacientes con sospecha de infarto. Sin embargo, estos parámetros son más moderados que los resultados objetivados en el inicio del registro durante las primeras semanas de la pandemia.

    “Inicialmente observamos una reducción del 40 % que, posteriormente y con datos que se ampliaron a más semanas de la pandemia, se sitúo en un 28 % menos de pacientes con síntomas compatibles con infarto que no fueron asistidos”, afirma el cardiólogo.

    En cuanto a la forma de tratar a los pacientes con infarto no hubo diferencias. Más del 94 % fueron tratados con angioplastia primaria, tratamiento de elección del infarto agudo de miocardio.

    El registro también analizó datos relevantes respecto a la combinación infección por SARS-CoV-2 e infarto. El doctor Rodríguez Leor apunta que “solo el 6,2 % de los pacientes atendidos por infarto presentaban infección confirmada por el nuevo coronavirus”.

  • Rusia: el Gobierno anunció la entrega de la vacuna contra Covid-19 a las clínicas para la semana próxima

    La vacuna rusa Sputnik V contra el coronavirus comenzará la próxima semana a ser entregada a las clínicas, según informó el Ministro de Salud de Rusia, Mijaíl Murashko, quién, sin embargo, no dio una fecha exacta de cuándo empezará a ser aplicada en establecimientos sanitarios. 

    El Ministro de Salud reveló que comenzará la vacunación de los voluntarios que participarán en la fase 3 de los ensayos clínicos. “Esta semana comenzará la vacunación de aquellos voluntarios que participarán en la fase 3 de los ensayos clínicos, y en paralelo la semana que viene comenzarán las primeras entregas de la vacuna, pequeñas por ahora. Esta semana anunciaremos definitivamente todas las fechas”, explicó el funcionario. 

    La vacuna Sputnik V, contra el Covid-19, desarrollada por el Centro de Epidemiología y Microbiología Gamaleya, fue registrada el 11 de agosto de este año y ya pasó todos los ensayos clínicos, durante los cuales mostró “un perfil de seguridad muy bueno”, según el subdirector del departamento científico del centro Gamaleya, Denís Logunov. Según sus palabras, durante el experimento “no se reportaron efectos secundarios graves” y “el 100% de los voluntarios desarrollaron anticuerpos neutralizantes del virus”.

    Creada de forma artificial, sin ningún elemento del coronavirus en su composición, la vacuna se presenta en forma liofilizada, como un polvo que se mezcla con un excipiente para disolverlo y luego administrarlo por vía intramuscular.

    En la fase actual, la vacuna se aplica en las pruebas con una autorización especial por la que solo se puede administrar a personas de los grupos de riesgo y bajo un estricto control.

    Según un informe reciente avalado por la prestigiosa revista médica The Lancet, la vacuna Sputnik V crea anticuerpos y es segura.

    Mientras Rusia superó actualmente el millón de casos positivos y lleva contabilizados casi 18.000 muertos, la carrera por desarrollar la vacuna, a la que se lanzaron decenas de farmacéuticas y firmas biotecnológicas, genera esperanza pero también confusión sobre los plazos en los cuales podrían estar disponibles para el público.

    Al respecto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) se mantiene cauta, considerando que lo más probable es que haya que esperar hasta mediados de 2021 para que se realicen vacunaciones masivas. 

    En ese sentido, el director del organismo, Tedros Adhanom Ghebreyesus, afirmó que cuando se tenga una vacuna eficaz habrá que tener en cuenta que “inicialmente la oferta será limitada”, por lo que se deberá “dar prioridad a la vacunación de los trabajadores esenciales y de los más expuestos”.

  • El 90% de los países ha interrumpido sus servicios sanitarios esenciales con la pandemia

    Una encuesta mundial realizada por la Organización Mundial de la Salud, indicó que el 90% de los países han interrumpido algunos de sus servicios sanitarios esenciales desde el inicio de la pandemia por COVID-19.

    El estudio publicado refleja el impacto de COVID-19 en los sistemas de salud del mundo, basándose en los informes de 105 países de todas las regiones, exceptuando América. 

    Los datos han sido recogidos entre marzo y junio de 2020. Estos lograron mostrar que casi el 90% de los estados han experimentado una interrupción en sus servicios de salud, suspendiendo servicios rutinarios y optativos. En los servicios de cuidados críticos, como detección y tratamiento de cáncer o VIH, se produjeron interrupciones de alto riesgo en los estados que poseen ingresos bajos o medios. 

    Las áreas más afectadas han sido el diagnóstico y tratamiento de enfermedades no transmisibles (69 %), planificación familiar y anticoncepción (68 %), tratamiento de trastornos de salud mental (61 %), diagnóstico y tratamiento de cáncer (55 %), diagnóstico y tratamiento del paludismo (46 %), detección y tratamiento de casos de tuberculosis (42 %) y tratamiento antirretroviral (32 %).

    “La encuesta arroja luz sobre las grietas de nuestros sistemas de salud, pero también sirve para establecer nuevas estrategias sobre la prestación de asistencia sanitaria durante la pandemia y después de ella”, afirmó Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS. “Debemos prepararnos mejor para las emergencias pero también seguir invirtiendo en sistemas que respondan plenamente a las necesidades de las personas a lo largo de toda la vida”.

    Desde la OMS señalaron los efectos perjudiciales para la salud de la población a corto, medio y largo plazo que provoca la interrupción de muchos de sus servicios. Principalmente los servicios de las salas de urgencia que se dieron en el 22% de los de los países, las transfusiones de sangre urgentes se interrumpieron en el 23 %, y la cirugía de urgencia se vio afectada en el 19 %.  El 76% de los países comunicaron reducciones en la asistencia a los pacientes ambulatorios debido a la menor demanda y a otros factores, como los cierres y las dificultades financieras, la redistribución de personal para prestar servicios de socorro en relación con la COVID-19, la falta de disponibilidad de servicios debido a los cierres y las interrupciones en el suministro de equipo médico y productos de salud.

    Muchos países han comenzado a aplicar algunas de las estrategias recomendadas por la organización para mitigar las interrupciones de los servicios, como el triaje para determinar las prioridades, el paso a las consultas online de los pacientes, los cambios en las prácticas de prescripción y en la cadena de suministro y las estrategias de información sobre salud pública.

  • Reinfección por coronavirus: pocos casos que aún no confirman la pérdida de inmunidad

    Dentro de los 24 millones de contagios en el planeta, existen tres casos de reinfección por coronavirus. Se trata de los tres primeros casos detectados de personas que, tras ser infectadas por el SARS-CoV-2, habrían vuelto a dar positivo pocos meses después pero a una cepa diferente del virus.

    Los casos de reinfección descritos pueden ser “la excepción que confirme la regla” en una pandemia de estas dimensiones y, por ahora, no demuestran que se haya perdido la inmunidad, según la doctora Carmen Cámara, secretaria de la Sociedad Española de Inmunología (SEI).

    El de Hong Kong, es el de un hombre de 33 años asintomático, el de Bélgica se trata de una mujer con síntomas leves que no ha requerido hospitalización, mientras que el de Holanda es un anciano con el sistema inmune deteriorado y del que no se ha informado acerca de sus síntomas.

    Se trata de los tres primeros casos detectados de personas que, tras ser infectadas por el SARS-CoV-2, habrían vuelto a dar positivo pocos meses después pero a una cepa diferente del virus, por lo que se considera reinfección y no recaída. Por este motivo, los especialistas indican la importancia de distinguir entre reinfección por coronavirus y nueva enfermedad. 

    Según la inmunóloga, es posible que una persona se vuelva a contagiar con el coronavirus, que dé positivo pero no desarrolle la enfermedad, aunque pueda contagiar; si no la desarrolla “puede ser porque el sistema inmune ha funcionado, se sigue acordando del virus aunque sea una cepa diferente”, puntualiza.

    De momento, estas reinfecciones no demuestran que la inmensa mayoría haya perdido la inmunidad casi ocho meses después de haberse notificado los primeros casos de COVID-19 en China.

    Así, se podría poner de manifiesto que la inmunidad de memoria no es esterilizante, es decir, que no elimina al virus, al menos en todos los individuos, y que posiblemente las vacunas necesitan dosis de recuerdo a medio plazo.

    No obstante, los casos anteriormente mencionados no son de momento frecuentes, pero sí que ahondan en la gran heterogeneidad de la respuesta inmunitaria en los individuos.

    En opinión de Carmen Cámara, estos tres casos no van a cambiar el curso de las vacunas en desarrollo porque tampoco serán vacunas que nos proporcionan inmunidad permanente sino a corto plazo, como las de la gripe. ese sentido. De cualquier forma, la inmunidad que genera una enfermedad siempre es más potente que la que proporciona cualquier vacuna.